MUERE ALICE MUNRO (1931-2024), LA CAMPEONA DEL CUENTO BREVE

La maestra de la narración breve contemporánea, la “Chéjov canadiense”, una autora “que privilegia las acciones de sus personajes por encima de su psicologización”, la “campeona del cuento breve”, la “mirada femenina de la vida cotidiana” y “la creadora de personajes en apariencia pequeños que se vuelven enormes”.

La escritora canadiense Alice Munro (1931-2024), Premio Nobel de Literatura en 2013, murió la noche del lunes a los 92 años, anunció ayer su editora Deborah Treisman.

El diario canadiense The Globe and Mail, que citó a la familia, indicó que la escritora falleció en una residencia de cuidados para personas mayores en Ontario.

“Fue la más grande autora de relatos breves de nuestro tiempo. Fue una escritora y un ser humano excepcional”, declaró a AFP David Staines, su amigo de muchos años.

Aquejada de demencia desde hace más de una década, la autora de Las lunas de Júpiter y Demasiada felicidad no pudo recoger el Nobel de Literatura en Estocolmo (Suecia), otorgado por primera vez a una autora canadiense, debido a su ya entonces frágil estado de salud. Fue su hija, la pintora Jenny, quien recibió el máximo galardón de las letras universales.

El jurado del Nobel calificó a Munro como la “maestra de la narración breve contemporánea” y elogió su “sutil narración, que se caracteriza por la claridad y el realismo psicológico.

“Sus historias se desarrollan en ciudades pequeñas, donde la lucha por una existencia decente genera a menudo relaciones tensas y conflictos morales, anclados en las diferencias generacionales o de proyectos de vida contradictorios”, se apuntó en el acta.

La muerte de la también ganadora en 2009 del Man Booker International Prize, por el conjunto de su obra, fue lamentada ayer en redes sociales por escritores como su paisana Margaret Atwood y el islaelí David Grossman.

Hasta Justin Trudeau, el primer ministro de Canadá, le dedicó unas palabras. “El mundo ha perdido a una de sus más grandes narradoras. Alice Munro estaba cautivada por la vida cotidiana en un pequeño pueblo de Canadá. Sus muchos, muchos lectores, también. La echaremos de menos”.

La académica estadunidense Elizabeth Horan considera que la autora de Algo que quería contarte fue la campeona del cuento breve. “Ella tiene una maestría en este género, que es de lo más difícil. Cada uno de sus cuentos es una olla con muchas facetas. Lo lees una vez y, cuando vuelves a leerlo, es muy distinto”, comenta en entrevista.

“Lo que más me asombra es su capacidad para mostrar qué están pensando sus personajes. No es puro diálogo, pero se lee como si fuera diálogo. Ella también marcó el comienzo de que la Academia sueca diera cada vez más premios Nobel a las mujeres. Antes de Monroe había pocas”, agrega.

Por su parte, el escritor mexicano Mauricio Montiel está de acuerdo con la comparación que se ha hecho entre la obra del cuentista ruso Anton Chéjov y la de Munro. “Ambos son autores que privilegian las acciones de sus personajes por encima de su psicologización. Chéjov tiene una frase sensacional que se puede aplicar perfecto a Alice: ‘No me diga que su personaje está triste, muéstremelo viendo el reflejo de la luna en un charco’”.

Montiel destaca que las historias de la canadiense se desarrollan “en pueblos pequeños, con personajes en apariencia pequeños, pero que luego hacen acciones grandes, o que llevan vidas interiores mayores que la vida exterior.

“Es una mirada femenina a la vida cotidiana. Incide de repente en esas pequeñas grietas a través de las cuales uno puede ver justo la vida interior de esos personajes”, indica.

Y, finalmente, Hernán Lara, aunque confiesa que no era su candidata favorita para que en 2013 ganara el Nobel de Literatura, reconoce que fue importante que entregaran este premio a una mujer, a una canadiense y al género del cuento, “porque siempre se inclinan por la poesía o por la novela.

“En ese sentido, el premio de Monroe fue, digamos, no sólo justo, sino también una manera de reivindicar el cuento y el hecho de ser mujer y de ser canadiense. Yo disfruto de su literatura, aunque la siento inferior a otros grandes cuentistas”, concluye.