JOSÉ LUIS TRUEBA: UNA DERROTA OLVIDADA

La violencia y el caos que padeció la Ciudad de México durante los cuatro días de la Batalla de Chapultepec de 1847, cuando “la gente de a pie se enfrentó a los gringos con cuchillos y piedras”, inspiran la novela más reciente del escritor José Luis Trueba; y el silencio que guardó el expresidente Porfirio Díaz los últimos cinco años de su vida en París serán recreados en la nueva obra del narrador, que se publicará en mayo.

Trueba Lara entreteje la verdad histórica y la literaria, claro, con una buena dosis de ficción y humor. “La verdad pura no importa. Quieres la verdad o una buena historia”, comenta en entrevista con Excélsior.

La novela Furia. Recordanzas de un lépero levantisco (UNAM), ilustrada por Emmanuel Peña, hurga en el episodio histórico en que la capital mexicana fue sometida a la ocupación del Ejército estadunidense bajo el mando del general Winfield Scott.

En medio de la devastación que se desató, la dolorosa pérdida de vidas, la obligada evacuación de hogares, saqueos, explosiones de bombas y ejecuciones atroces en los alrededores de la Alameda Central, surge El Siete, un peculiar personaje que, sediento de venganza, se dedica a matar a cuanto gringo se encuentra.

Furia es una historia de la que nadie se acuerda. Es un momento interesante, porque la gente de a pie decide enfrentarse al Ejército estadunidense, pero con piedras y cuchillos no pueden ganar. En la novela integré algo de lo sucedido, algo de lo que pudo pasar y lo que a mí me hubiera gustado que pasara”, afirma.

Dice que quiso hablar de la derrota. “No es que en México no nos gusten las derrotas; si festejamos a los Niños Héroes y a Zapata, que perdieron, imagínate. Las derrotas no nos pesan. Lo que nos pesa es tener a un personaje que no podamos meter al santoral. En Europa no tienen problema con el soldado desconocido. Nosotros sí, si es desconocido le ponemos nombre, son Juanes o Adelitas”.

Nutrido por las crónicas del suceso que escribieron Guillermo Prieto e Ignacio Manuel Atamirano, Trueba decidió narrar la novela desde el lenguaje del siglo XIX, al incluir vocablos del léxico popular como “gerifalte”, “jofaina”, “polkos”, “tlachicotón”, “zaragate”, “levantisco” y “mecapal”, entre otros, que integran el pequeño glosario que se publica al final.

El problema de escribir una novela no es que se te ocurra una historia, sino cómo la vas a narrar. Tienes una sola herramienta: el lenguaje; si no lo tengo, lo debo inventar. En este caso, decidí que la escribiría como un autor del siglo XIX; pero sin que los ojos se tropiecen. Así que el lector pasa por el siglo XIX con ojos del XXI sin tropezones”, aclara.

El también editor concluye que “parecería que tenemos dos caras: una mira al extranjero con admiración y babea; y la otra, lo mira con odio y lo escupe. Esto nos pasó con Francia, el país de la libertad, pero también el de Napoleón y Maximiliano. Con los gringos nos pasa lo mismo, tenemos esta actitud bifronte: admiración y desprecio”.En cuanto a la novela que, adelanta, “probablemente se titulará Porfirio Díaz, la otra historia, aún no hemos decidido”, Trueba explica que nació de su curiosidad de que don Porfirio “se portó muy bien durante su exilio, guardó silencio durante cinco años. ¿Por qué no habló?”.

Añade que pone al expresidente de México a escribir un libro en París y ahí comparte cómo ve la Revolución mexicana que lo derrocó en 1910, cómo ve su fulminante caída y cómo lee su vida a partir de que se desmoronó su gobierno.

Recrea a un Díaz de más de 80 años, que vive con una esposa mucho más joven que él, “que se casó con él para firmar la paz. Don Porfirio ya tiene claro que se va a morir. Es muy diferente. Le da por escribir todas las mañanas. Carmelita, su esposa, y el médico creen que está loco y lo dejan. Él esconde todo lo que escribe. Y eso que escribe es el libro”, señala.

La nueva novela se publicará en mayo próximo.