WILLIAM OSPINA, EL DESAPARECIDO DE LA HISTORIA

“Tengo la sensación y el temor de que estamos viviendo en el mundo un clima prebélico; que las crisis, los conflictos del planeta, se parecen mucho a los que había en vísperas de la Primera Guerra Mundial”, afirma el escritor colombiano William Ospina (1954).

Por esta razón, para mí es muy importante interrogar lo que fueron tanto la Primera Guerra Mundial como la Segunda. Vamos a ver si logro convertir esas preguntas en un libro que no solamente revele cosas de lo que fue el curso de la Segunda Guerra, sino también del momento que estamos viviendo hoy; pues creo que es consecuencia de ese conflicto”, agrega.

En entrevista, el poeta y novelista adelanta que trabaja en una novela que tiene el título tentativo de Todas las balas del mundo, “como un verso de un poeta expresionista alemán de la primera mitad del siglo XX”.

El Premio Rómulo Gallegos, por su novela El país de la canela, detalla que su nueva historia está inspirada en un personaje singular. “Es muy interesante, porque no era un gobernante ni un militar, ni alguien de una influencia de primera línea. Sin embargo, cobró efectos fundamentales sobre el decurso de la Segunda Guerra Mundial.

Esto a tal punto que siento que fue él quien, de alguna manera, ganó la guerra. Pero está totalmente desaparecido de la historia, nadie sabe mucho de él, estoy investigando apenas”, añade.

El autor de El año del verano que nunca llegó confiesa que llama HDW a su protagonista. “Trato de mantener un poco el enigma sobre él. Tenía la sensación de que mi libro se iba a llamar inicialmente HDW, pero cambié de opinión”.

Está convencido de que una guerra es consecuencia de la anterior. “La Segunda Guerra Mundial fue fruto de la humillación que el Tratado de Versalles obró sobre Alemania, país derrotado en la Primera Guerra. Pero la Segunda también dejó un montón de conflictos sembrados en el mundo.

La Primera Guerra dejó a Alemania fuera del orden de la posguerra y esto no debió ser así. Después, la Segunda dejó fuera del nuevo orden tanto a la Unión Soviética como a China. A pesar de que la primera no era una nación derrotada, sino triunfadora.

Además, tanto la URSS como China pusieron la mayor cantidad de muertos de la Segunda Guerra. De los 60 millones de fallecidos, estas dos naciones pusieron 20 millones cada una. Y las dejaron fuera del orden de la posguerra. Así que mucho de lo que vivimos hoy en el mundo es consecuencia de ese desajuste”, indica.

El autor de Pondré mi oído en la piedra hasta que hable, sobre el barón Alexander von Humboldt, considera que es vital dimensionar bien esas cosas y reconocer el dolor que se le causó a una comunidad.

Si reprobamos la muerte de 6 millones de personas judías, en el Holocausto. No tenemos ningún derecho a subestimar los 20 millones de muertos que tuvo la Unión Soviética, sin los cuales, no se habría derrotado al nazismo; y los 20 millones de muertos que se debieron sobre todo a la invasión japonesa en China”, insiste.

Para Ospina, reconstruir la historia de esa guerra es evocar nuestra cotidianidad. “Todos somos, de alguna manera, víctimas de ese conflicto armado. Por eso lo traigo a colación”, señala.

La guerra es un tema constante en la obra del narrador colombiano. En numerosos ensayos y artículos ha repasado y comentado la conquista de América, así como las historias de los conquistadores españoles Pedro de Ursúa y Gonzalo Pizarro, entre otros.

Ospina destaca que le gusta trabajar de manera libre, sin estructuras previas. “Uno es el libro que uno quiere escribir, y otro el que quiere ser escrito. Y creo que el deber de un escritor es, a través del libro que él desea escribir, ir descubriendo ese otro libro que los hechos mismos quieren narrar.

La historia empieza a tomar sus propias decisiones, al igual que el lenguaje mismo. Y, para mí, eso es apasionante; porque si escribir un libro fuera solamente como cumplir con un plan premeditado, sería menos excitante escribirlo”, concluye.