TOTO DEMUESTRA EN EL PALACIO DE LOS DEPORTES QUE SU LEGADO SIGUE MÁS VIVO QUE NUNCA
Las canas no son un símbolo de vejez. Pareciera que cada una es una experiencia de vida, una anécdota y una meta cumplida. Así es como los integrantes de Toto proyectan toda su energía. Su edad no los marca, son ellos los que determinan la edad de su legado… y siguen siendo unos rockstars llenos de vitalidad que hacen que más de 15 mil personas se emocionen hasta la médula.
Habían pasado siete minutos después de las nueve de la noche, y lo que fue un viacrucis para llegar al Palacio de los Deportes quedó en el olvido, cuando la banda apareció en el escenario. Con la poderosa guitarra de Steve Lukather, el teclado de David Paich y la voz de Joseph Williams, ofrecieron una introducción instrumental para dar vida a Child’s Anthem, con la que la nostálgica noche comenzó.
Toto es una banda más que ochentera, al menos para el público que creció con ellos, verlos en vivo y disfrutar las canciones que dieron forma a la juventud es de los mejores regalos que puede haber. Las sonrisas entre la gente eran cada vez más grandes, las fotos del recuerdo con la agrupación de fondo y la llegada de Carmen y Rosanna fueron dando forma a la velada que prometía ser una de las más recordadas de este año.
Un solo en los teclados por parte de Paich dejó claro que la banda se divierte en el escenario y hace aquello que disfruta, algo que el público agradeció siempre con aplausos y ovaciones.

¡Hola, Ciudad de México! Gracias por este recibimiento tan cálido. Vamos un poco al pasado con una canción… bueno, ustedes la conocen”, lanzó Lukather antes de que 99 retumbara hasta los cimientos del Domo de Cobre.
El señor Steve Lukather, John Pierce en el bajo”, dijo Williams dándole la palabra a Lukather, quien no dudó en animar al público a sentir Mindfields. “¿Están listos?”, preguntó el guitarrista sólo para que la banda le entregara al público uno de los mejores momentos.
Muchas gracias por venir esta noche, vemos muchas caras hermosas. La última vez que estuvimos aquí la pasamos muy bien y queríamos regresar. La siguiente canción es de una vieja amiga”, expresó el vocalista para dar paso a las primeras notas de Pamela. El público las reconoció al instante y los gritos, junto a los celulares arriba grabando —porque la Generación X también lo hace—, no se hicieron esperar.

Toto sabe de su legado y no lo modifica, pero sí le da nueva vida. Por eso, en cada rola, principalmente aquellas emblemáticas en su historia, incluyen una parte instrumental que les permite jugar, divertirse, renovarse y disfrutarlo. Mientras tanto, el público revivió temas como I Won’t Hold You Back, que se volvió una experiencia nueva que hizo que el Palacio se iluminara solo con las pantallas de los teléfonos.
O Angel Don’t Cry, en la que Dennis Atlas dio una muestra de su capacidad vocal para llevar a la banda y al público al cielo, y de regreso, con las notas que alcanza.
¿Se la están pasando bien? Pues entonces pónganse de pie y vamos a bailar”, invitó Lukather a aquellos que seguían sentados para moverse al ritmo de Georgy Porgy.
White Sister se convirtió en ese momento donde la batería lanzó un hechizo sobre el público, con las primeras percusiones, hizo que las palmas fueran al ritmo de la canción. Esta dio paso a I’ll Be Over You, preparando el camino hacia el final del viaje, no sin antes de que Lukather la dedicara a “todas las chicas hermosas de México” y el recinto volviera a brillar con la luz de la gente.
Pero la agrupación sabe lo que tiene y lo que trae. Por eso, antes de que abandonaran el escenario, hicieron vibrar, gritar y cantar a la gente que abarrotó el recinto con Stop Loving You. Pero esto no se acaba hasta que se acaba.
Después de que Lukather presentara a cada uno de los músicos, el vocalista presentó a Steve como “mi hermano, muy loco”, en español.
¿Están listos?”, preguntó Williams antes de darle un trancazo de energía a sus fans con I’ll Supply The Love, a la que siguió Hold The Line, que tuvo un coro de miles de voces. Y, por supuesto, Africa, la rola más esperada, fue la encargada de cerrar el viaje con los estadunidenses.

