SHAKIRA: MÁS BUENA, MÁS DURA MÁS LEVEL
La vez anterior que Shakira visitó México tenía un niño de 5 años y otro de tres, una pareja de más de 10 años y una gira que nadie sabía que sería la última en mucho tiempo. Ayer, la barranquillera regresó a la capital del país con su Las Mujeres ya no Loran World Tour y definitivamente lo hizo soltera, con sus hijos Milan de 12 y Sasha de 10 años, “más buena, más dura, más level”, y con un show que enloqueció a 60 mil asistentes.
“¡Aquí todas facturamos, perras!”, lanzó un fan, con chela en mano tras hora y media de retraso, mostrando todo su apoyo a la loba que a las 10 de la noche hizo su gran entrada caminando con sus bailarines y con los fans que ganaron una dinámica hecha por una estación de radio… entre ellos estaba Chingu Amiga. Shakira no podía ocultar su emoción, y su manada tampoco, quienes la recibieron con una ovación ensordecedora.
Así el ritual comenzó con La fuerte, una canción que describe más allá quién es Shakira. Su poder en la voz y sus bailes fueron acompañados por pulseras de luz que el público portaba y encendían al ritmo de las canciones. Pero la colombiana apenas estaba comenzando, su traje blanco se transformó en un minivestido rosa que ilustró Girl Like Me, con la cual hizo un recorrido por las banderas de Latinoamérica, arrebatando un gran grito cuando llegó a la de México y las pulseras encendieron en los colores patrios.
Anoche las y los de la intuición se reunieron en el Estadio GNP Seguros en una ceremonia digna de cualquier religión, y parece que Shakira se ha convertido en eso, en la representante de una nueva forma de pensar en donde las mujeres ya no lloran, ahora bailan, cantan, se expresan, ríen y, también, facturan.
Una capa morada sobresalía por toda la pista del recinto y en las gradas donde ellos, ellas y elles encontraron en las emblemáticas pelucas de la canción de 2005 la manera de demostrarle su completa admiración. Y la locura se desató cuando precisamente esta canción comenzó y un gigantesco coro la cantó con Shak, sólo para acompañarla con uno de esos clásicos que la catapultaron a la fama por allá en los 90: Estoy aquí.
Buenas noches, México. Hoy es una de las noches más especiales de toda esta gira, es la primera de siete noches de esta gira que tantas alegrías me ha dado, juntos estamos batiendo un récord histórico. Les prometo que les voy a dar todo lo que tengo, todo de mí. No hay mejor reencuentro que el de una loba con su manada mexicana. Ciudad de México, esta noche somos uno”, lanzó a su público cuando regresó a su etapa rockera, guitarra en mano, con Empire, la cual mezcló con Inevitable y que, por supuesto, todo el estadio cantó.
Con una herramienta que sacaba chispas, Shakira despertó al robot que estaba en medio de la pasarela para bailar con él mientras en el escenario unos sillones en blanco y el fondo rosa sacaron el video de Te felicito de las pantallas digitales y lo pusieron en vivo, donde la colombiana y sus bailarines hicieron ese baile que, en su momento, le sugirió su hijo Milan.
Y del rosa, Shakira pasó al fuego verde, ese que quema a las brujas, en la que dio vida a TQG, la rola que lanzó a lado de Karol G y con la cual no pudo ocultar que, a sus 48 años, esas caderas aún tienen muchas verdades que contar.
Esto es increíble, esto no puede estar mejor, recibiendo tanto de ustedes. Lo que más que he aprendido es que las caídas no son el final, sino el comienzo de un vuelo más alto, es que nosotras cuando nos caemos nos levantamos más fuertes, si queremos llorar, lloramos, si no nos levantamos y facturamos. Bienvenidos a la gira Las Mujeres ya No Lloran”, dijo para tomar su guitarra y mostrar que Don’t Bother es una de esas rolas que tiene esa esencia rebelde de la Shakira de los 90.
Pero la colombiana no sólo es una súper estrella mundial que guía una gran manada de fans, también es mamá. Una mamá loba que cuida y mima a sus cachorros, y los defiende con todo lo que tiene, por eso, la imagen de unos lobeznos con su mamá llegó a la pantalla, antes de que Acróstico, sí, esa canción que le hizo a sus chicos, le arrancara la lágrima a uno que otro, y la garganta a miles, sobre todo cuando Milan y Sasha aparecieron cantando en las pantallas.
Shakira puede viajar por el mundo, pero siempre tiene sus raíces presentes, por eso cuando tocó el turno de Copa vacía, La bicicleta y La tortura, no dudó en cambiar su vestuario una vez más a un vestido abierto de los costados, falda larga abierta y, por supuesto, con los pies descalzos, y mover ese balero que tiene en la cintura como solo ella sabe.
Y entonces, como si estuviera transformándose en un ser divino, Shakira se levantó del piso a ritmo de las percusiones para empezar la gran fiesta donde le recordó a todos los presentes que las caderas de la mujeres no mienten. Hips Don’t Lie fue esa canción donde todas las chicas, no importaba que no dominaran el baile del vientre, se levantaron a mover las caderas. “Mi vida en México se baila así”, dijo haciendo un pequeño, pero sustancial cambio a su clásico.
Shakira no quiere desperdiciar ni un momento, por eso invitó a las 60 mil personas que la fueron a ver, a su camerino. Mientras cantaba Chantaje una cámara la acompañó a cambiar su vestuario. Se quitó un vestido, se puso otro, zapatos, caminó de vuelta el escenario y subió de nueva cuenta sin interrumpir el show para darle a la canción que lanzó con Maluma un toque de salsa que hizo bailar a todos.
De Shakira se podrán tener muchas opiniones, pero algo que es indiscutible es que es una gran performer que tiene una disciplina envidiable, una precisión y exactitud con su producción y que no deja nada al azar. Monotonía, Addicted To You, Loca y Soltera —en la que hizo pole dance— dejaron ver eso y a una Shakira feliz con lo que más ama hacer: música y cimbrar los cimientos de los lugares donde se presenta.
Una de las sorpresas que preparó a su manada fue que en Ciega, sordomuda invitó al Mariachi Gama 1000 a tocar este éxito a ritmo de regional mexicano, haciendo que todos cantaran con ella. Obviamente, ligado a este sonido llegó El jefe y Shak bailó con todo y sombrero.
Cómo dónde y cuándo, Última y Ojos así fueron completando el set. Pero una imagen de ella de en sus inicios con un poema y las imágenes con cabello negro de niña dio paso a Pies descalzos, esa canción que inspiró a muchas chicas en 1995.
Antología, con la que complació a su manada, se escuchó a todo pulmón en el estadio; Te aviso, te anuncio fue otro de esos temas que enloqueció al público, pero sin duda, los 10 Mandamientos de una loba que se proyectaron en la pantalla y que llegaron seguido con She Wolf y Session 53 con BZRP, le dieron el cierre perfecto a la velada que duró dos horas y 15 minutos.