PULEN ACERVO HISTÓRICO; RESTAURAN ÓLEOS CON FONDOS DEL BANK OF AMERICA

Con un monto de 50 mil dólares, provenientes del Art Conservation Project, del Bank of America, el Museo Nacional de Historia (MNH), Castillo de Chapultepec, que dirige el historiador Salvador Rueda Smithers, realiza la restauración de cuatro óleos de gran formato, en el marco de su 80 aniversario.

Se trata de El bautizo de Ixtlilxóchitl de Texcoco (1752), atribuido a José Vivar y Valderrama; la Batalla del 5 de mayo de 1862 (1903) y la Batalla del 2 de abril de 1867, del pintor catalán José Cusachs y Cusachs, así como cuatro paneles de El almacén, de Miguel Gerónimo de Zendejas.

En entrevista con Excélsior, Elia Botello Miranda, Jeniffer Arlett Ponce Fernández y Mitzy García, restauradoras del MNH, revelaron la condición de las piezas y en los trabajos realizados en esta serie que deberán concluir en agosto próximo y podría tener una vida de 20 a 30 años en condiciones óptimas.

Las expertas informaron que hoy iniciarán los trabajos en la obra Batalla del 2 de abril de 1867, de Cusachs, a un costado de la escalera principal del museo.

A partir de lo que hemos visto, a grandes rasgos, necesitamos consolidar y fijar algunas partes desprendidas de la capa pictórica y de la base de preparación, dado que ya se hizo un reentelado (intervención mayor) hace 20 años, lo cual significa que, estructuralmente, ya tuvo una mejora y una estabilización”, comentó Ponce Fernández.

Además, reconoció que, a lo largo de las últimas décadas, esta pintura “ha enfrentado problemas por no estar en condiciones ideales, pero al ser una obra de tan gran formato y el lugar en donde se encuentra, cerca del aire libre, enfrenta insolación, cambios de temperatura y eso, pues, no es lo mejor para la pintura.

Pero también es cierto que el cuadro es parte de la arquitectura del MNH, sí que es importante que esté allí, porque tiene un significado. Entonces, lo que vamos a hacer es evaluar localmente qué áreas necesitan consolidación y fijado.

Asimismo, vamos a evaluar, lo que se hizo anteriormente y determinaremos lo que ya no es apropiado (para la pieza) y se realizarán resanes, la reintegración cromática, el retiro de polvo, limpieza del barniz y de la suciedad que se ha adherido a lo largo del tiempo y, así, recuperar la paleta original”, añadió Ponce.

Las especialistas coincidieron en que los pigmentos claros que se aprecian en la parte baja del cuadro son deterioros del barniz o microfragmentaciones, por lo que en cuando se limpie dicho barniz deteriorado será posible ver el estado de la pieza. En tanto que las manchas blancas que se aprecian alrededor de las patas del caballo son reintegraciones que se hicieron anteriormente, pero que con el tiempo cambiaron de color.

Durante el recorrido se preguntó a Ponce si no es necesario cambiar de ubicación la pieza.

En este museo tratamos de que las obras estén en las mejores condiciones, es decir, queremos que no registre cambios de humedad y temperatura, no queremos que reciba mucho calor ni frío, ni mucha humedad.

Sin embargo, nos encontramos en un edificio histórico y eso nos limita en cuanto a las condiciones que le podemos ofrecer a las obras, porque no podemos hacer modificaciones a los espacios y, por supuesto, si estamos en la escalera principal entra aire, polvo y, en este caso, se encuentra junto a una ventana en la que entra el sol, aunque sí se han tomado medidas, como la colocación de vitrales con filtros ultravioleta… así que vamos a poner atención en que los filtros ultravioleta estén funcionando y, bueno, se está pensando también en otras opciones, como poner una especie de cortina para cuando hay insolación”, reconoció.

Respecto a la historia de este óleo, Botello dijo que éste fue un regalo del gobierno de Veracruz que, en aquella época, fundó una escuela de arte e invitó a pintores extranjeros, entre ellos a Cusachs.

Él fue a los escenarios donde se libraron las batallas para conocer el terreno y empaparse de la historia de México. Después regresó a Barcelona y en su taller pintó estos dos grandes lienzos”, precisó.

La investigación, apuntó Botello, “arrojó que posiblemente Cusachs hizo las dos pinturas con un año de diferencia, pero las enrolló y mandó juntas a México, y por eso se aprecian deterioros similares por dobleces y algunos parches para reintegrar el color, donde se intentó imitar la pincelada del autor, lo cual no es bueno”, concluyó.

REINTEGRACIÓN CROMÁTICA A PIEZAS MONUMENTALES

Elia Botello refirió que, como parte del proyecto, la primera pieza intervenida fue El bautizo de Ixtlilxóchitl de Texcoco, ubicada en la sala 2 del recinto.

En esta obra se registraron velos blanquecinos e intervenciones que sobrepasaban la pintura original, que no fueron muy cuidadosas, así que las retiramos; corregimos las orillas del marco y ciertas áreas que no estaban bien reintegradas, pero ese trabajo ya fue concluido y puede ser apreciado en la sala”.

En el caso de la Batalla del 5 de mayo de 1862, aseguró Botello, sólo está pendiente el barnizado del cuadro y entonces iniciarán el registro fotográfico de la Batalla del 2 de abril de 1867, que concluirán en agosto.

Finalmente habló de El almacén. “Es una obra muy grande que no fue hecha como pintura, sino como mueble. Digamos que son las puertas de un almacén dentro de una botica en Puebla.

Es una pieza de 11 metros, elaborada en 16 tablas, la cual fue intervenida por la Coordinación de Restauración (del INAH), pero nosotras hemos trabajado cuatro paneles para acelerar su exhibición, y ese trabajo lo terminaremos en un mes”, concluyó.