PRESENTAN MUESTRA DE JOYERÍA OAXAQUEÑA
En Oaxaca, el oficio de orfebre se niega a morir porque ha sabido preservar la calidad y la belleza de la técnica en cera perdida y filigrana por la que siempre se le ha conocido, y cuya cúspide se tiene en la ofrenda de la Tumba 7 de Monte Albán, descubierta por el arqueólogo Alfonso Caso en 1932.
A manera de reconocimiento a esta larga tradición, el Museo Nacional de Culturas Populares inaugura mañana la exposición Labradores de historias. Orfebrería tradicional oaxaqueña, en las galerías 3 y 4, del recinto ubicado en avenida Miguel Hidalgo 289, colonia Del Carmen, en el corazón de la alcaldía Coyoacán, en la Ciudad de México.
El trabajo creado en los talleres de las familias Pacheco Pineda, Salgado Téllez y García Esperanza se reúne por primera vez, cada uno con sus características propias en el arte del moldeado de la plata y el oro, técnicas milenarias usadas al crear alhajas.
Estas familias de orfebres preservan la tradición al elaborar sus piezas utilizando las técnicas de la filigrana y la cera perdida.
Estos maestros elaboran sus trabajos de manera exquisita, con la intención de que el público quede deslumbrado al ver la belleza artística de sus creaciones.
Nombrados cariñosamente como “los aristócratas de la artesanía oaxaqueña”, las maestras y los maestros populares de la orfebrería son una elite de artistas que realizan una de las técnicas más elaboradas en metales preciosos, ya que los conocimientos fueron heredados de la cultura mixteca prehispánica.