‘PEPE’: EL VIAJE DEL HIPOPÓTAMO DE DON PABLO ESCOBAR QUE EXPONE HERIDAS SOCIALES
Los nativos africanos hablan con vehemencia de los hipopótamos, porque crecen con ellos en la sabana del continente negro y han desarrollado una conexión desde hace décadas para asegurar que advierten al hombre de cualquier tipo de peligro.
En la década de 1980, Pablo Escobar, el peligroso narcotraficante y fundador del cártel de Medellín, ingresó cuatro hipopótamos a su Hacienda Nápoles, un hecho extraordinario que agregó más escándalo al actuar del capo colombiano y que también dejó colaterales naturales.
El cineasta dominicano Nelson Carlo de los Santos Arias ganó el Oso de Plata como Mejor director en la pasada Berlinale gracias a que usó este pasaje en la historia colombiana para filmar el largometraje de ficción Pepe, que estrena hoy en la plataforma Mubi.
Se trata de casi dos horas de metraje para seguir al buen Pepe en su camino de la sabana africana a Sudamérica.
Reflexionamos sobre algo fundamental: la migración histórica en África y América. En mi caso, había una necesidad de visibilizar a todas las poblaciones invisibles para las sociedades capitalistas y modernas. Pepe, por ejemplo, se desarrolla en el río Magdalena, un sitio que no existe a menos que alguna productora ponga ahí a Pablo Escobar y creen narconovelas que han hecho daño al imaginario.
Si estoy filmando un territorio que es más conocido en lo que se llama lo universal siempre trataré de visibilizar, ya sea como protesta, enseñanza o descriptivo, así que no creo que el hipopótamo está señalando un territorio ni una sola clase social en exclusiva”, explicó el cineasta.
Nelson realiza una denuncia a la corrupción social a lo largo del trayecto del mamífero, expone la explotación de la clase baja y la colonización de territorios vírgenes.
En la vida real, tras la muerte de Don Pablo, los hipopótamos encontraron refugio en el río Magdaleno y se reprodujeron (eran tres hembras y un macho). Hasta hoy se creen que hay 169 ejemplares y su población podría ser de más de mil en 2035 si no se controla, según datos de National Geographic.
Viajaba por Colombia. Y en los ríos pensé en un animal que aparentemente había perdido una batalla, que lo sacaron y que para poder sobrevivir necesitó encontrar una manada para quedar como macho sumiso. Pero eso es un error que se me contó y me pareció una locura.
Colombia es un lugar cargado de mucha muerta y pensé en todos los muertos en estos territorios, en toda clase de ser vivo que ha sucumbido en esos territorios”, explicó el dominicano.
Nelson fue muy claro, Pepe no es un documental, sino una ficción a partir de una investigación periodística que él realizó y cuyos hechos los trasladó al cine experimental. Él ha dirigido anteriormente los filmes Cocote (2017) y Santa Teresa y otras historias (2015).
Tengo muchas bases directas en las ciencias sociales, de ahí parto para que mis actores no sean profesionales, sino lugareños que entran en contacto con extranjeros y personas de otras clases sociales para mostrar su distanciamiento. Creo mucho en la ética de la representación y la idiosincrasia indefinible”, explicó.
Pepe es parte del cine narrado por animales para evidenciar problemáticas sociales, como lo hicieron Jerzy Skolimowski en EO y Andrea Arnold con Vaca.