MUSEO NACIONAL DE SAN CARLOS: PIGMENTOS DE UNA HISTORIA EN MOVIMIENTO

La historia de los pigmentos y del color en el arte, entre los siglos XVII y XIX, se presentan en la muestra Historia cultural del color en la colección del Museo Nacional de San Carlos, que se inauguró ayer, con obra de Domenico Robusti El Tintoretto, Piero di Cosimo, Juan Cordero, Victor Wolfvoet y Pietro di Cristoforo Vannucci, entre otros pintores europeos y novohispanos.

La muestra, que incluye cerca de 54 obras artísticas y permanecerá abierta hasta el 24 de agosto, es una historia cultural, porque en la antigüedad no se visualizaba el color de la misma manera, tal como sucede en la actualidad ni cómo lo apreciaban en el medievo francés o en el Paleolítico, es decir, “el color ha cambiado sus formas de ser visto, de ser entendido y de ser significado”, expresó Luis Gómez, encargado del área de curaduría del recinto.

Además, el acervo expuesto da cuenta de las teorías de color que se registraron en distintas épocas y está acompañado de una veintena de ejemplos de pigmentos, como el albayalde, que ya no se utiliza, debido a su toxicidad y a que propició la muerte de varios artistas; y otros que siguen siendo apreciados, como el lapizlázuli, el azul ultramar o verde malaquita, por mencionar algunos.

La exposición, expuso Luis Gómez, “se centra en pensar uno de los problemas más interesantes no sólo para la historia de los museos o para la historia del arte, sino para la historia interdisciplinaria de las ciencias, las humanidades y de diferentes quehaceres que se han preocupado por cuestionar qué es el color”.

Dividida en dos núcleos centrales, la muestra piensa y juega con la idea de las teorías del color, con las ideas científicas y sus aplicaciones principalmente en la pintura.

El primer núcleo es un parangón entre las ciencias y las artes, en donde vamos a ver una selección de pinturas que estarán debatiendo algunas polémicas que se gestaron entre los siglos XV y XVI, alrededor del color –como la idea de privilegiar la línea o el volumen– y cómo muchos tratadistas, pintores, tintoreros y científicos se preguntaban si valía más el diseño, el dibujo o el color”.

ALGUNAS OBRAS DESTACADAS DE LA EXPOSICIÓN

Mientras que el segundo núcleo, que es el más rico de la exposición, se divide en pequeños subnúcleos que llevan por nombre algún color (negro, amarillo, rojo, azul, verde y blanco), mostrando la multiplicidad de significados y simbolismos en piezas como La princesa Romana en traje de vestal (1844), de Juan Cordero; Retrato de hombre (1634), de Frans Halls; San Genaro, de Andrea Vaccaro; y la pieza más antigua: Virgen con el niño coronada por dos ángeles, de Pietro di Cristoforo Vannucci, en la que se utilizó una capa de oro.

Un ejemplo especial es Judith y Holofernes (1590), de El Tintoretto. “Quiero que notemos aquí la idea de cómo el color está tratado en la pintura, ya que no hay línea y todo está matizado a través de veladuras y esfumatos, es decir, aportando el volumen desde el color; y si lo contrastamos con Retrato de muchacho (1495), de Piero de Cosimo, vamos a ver que la línea predomina en la pintura.

Aquí vamos a tener dos escuelas peleando en los siglos XV y XVI, unas que defienden que la pintura se hace desde el color, y otras que defienden que se hace desde la línea. ¿Cuál es mejor?, pues, sin duda, las dos han marcado una historia importante para la tradición artística”, abundó el curador.

Otra pieza que Luis Gómez destacó fue La paz y la felicidad del estado (siglo XVII), de Victor Wolfvoet, realizada sobre lámina para realzar los colores, lo que significa que el soporte no es el común que utilizaban los pintores de la época.

Al final del recorrido, Jorge Reynoso Pohlenz, director del Museo Nacional de San Carlos, detalló que la muestra no es una especie de diccionario sobre el color ni respecto a los valores simbólicos y culturales de la época, sino una panorámica más abierta.

Finalmente, detalló que su realización, a cargo de Zyanya Ortega, requirió cinco meses y que también incluye la exhibición de 24 pigmentos que fueron prestados por el Laboratorio de Diagnóstico de Obras de Arte del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM.