MONTAÑA DE GENGIS KAN: EL VALLE DE LOS ANTIGUOS SECRETOS
Más allá de ser una montaña con un profundo acantilado y una vista espectacular, destino de caminantes, exploradores, deportistas e, incluso, escenario de fotografías de bodas, la Montaña de Gengis Kan es un sitio de culto budista en un rincón de Siberia, Rusia.
Pero va más allá, porque esta montaña guarda antiguos secretos. La gente de los poblados cercanos asegura que se trata de un lugar en donde ocurren cosas extrañas. Se habla de avistamientos de objetos singulares en el cielo, pero también en tierra. Extrañas luces, sombras, voces provenientes de ningún lado. Y es que, dicen, se trata de un cosmódromo.

CUARTEL DEL MÍTICO CONQUISTADOR
Los budistas buriatos conocen el sitio como el Jardín de las Piedras y afirman que fue uno de los cuarteles militares del mítico Gengis Kan, el emperador mongol que conquistó Asia y Europa entre los siglos XII y XIII; y, según los habitantes, fue ahí donde el conquistador recibía consejos de entidades desconocidas. Desde la meseta de la montaña, el emperador echaba un vistazo al universo y más allá.
La leyenda apunta que el conquistador recibía de entidades incomprensibles los secretos para su salud, su liderazgo y las estrategias militares a seguir para tener en su poder a todo el mundo.
La enorme roca que sobresale del barranco al vacío es conocida como Lengua de Trol; y, aunque es espectacular, es peligrosa porque el poderoso viento, sobre todo en invierno, puede hacer caer a cualquiera.

El acantilado y la vista al valle de Ivolginska, ya desde el Plató Tapjar, en pleno país buriato, es inquietante. En los contados árboles y ramas pueden verse listones de colores que parecen bolsas de plástico rasgadas por el viento; no son basura. Se trata de cintas para pedir deseos, en un sincretismo entre la tradición animista buriata y el budismo.
El poder espiritual del lugar ha sido acogido por el budismo a través de un altar al Vajrapani, que permanece en el centro de la meseta, como un punto de supremo respeto.
En el Museo Nacional de Buriatia, en Ulán-Udé, que se encuentra a unos 200 kilómetros del antiguo cuartel del emperador mongol, pueden hallarse utensilios, vasijas e incluso puntas de flecha descubiertos en la zona, algunos pertenecientes a la época de Gengis Kan.