MARTA PALAU (1934-2022), SIMBIOSIS ENTRE MAGIA E HISTORIA
Una cascada de fibras textiles blancas y de nylon, pies de barro de migrantes que caminan, piezas de lana teñida, yute o fibras de trigo que evocan a la figura humana, hojas, ramas, montículos de tierra, el ojo, la mano. La artista catalana-mexicana Marta Palau (1934-2022) “evoca la magia y la historia” a través de materiales sorprendentes.
Esto se aprecia en la retrospectiva Marta Palau. Mis caminos son terrestres, que se inaugurará este sábado 15 de noviembre a mediodía en el Museo Universitario Arte Contemporáneo (MUAC), estructurada a partir de tres ejes temáticos: la migración, la memoria y la tierra.
Curada por Imma Prieto, directora del Museu Tàpies de Barcelona, ésta es la primera gran exposición a nivel internacional de la creadora después de su muerte.
Después de tres años de investigación, la muestra revalora el mundo de Palau, quien nació en Albesa, provincia catalana de Lleida, y llegó a México a los seis años, cuando sus padres se exiliaron huyendo de la dictadura franquista; además de la capital mexicana, vivió en la ciudad fronteriza de Tijuana, Baja California.
En entrevista, Imma Prieto explica las razones por las que sigue vigente la obra de esta artista pionera en revalorar el tapiz y el textil como técnicas creativas.
“Palau se adelantó a su tiempo. Hay varios motivos de su vigencia: una cuestión sociopolítica y otra histórica. Pero, sobre todo, creo que es el propio binomio que estructura esta exposición: la unión de magia e historia”, afirma.
“Cuando Marta habla de historia hace referencia al tiempo histórico. Es decir, un tiempo que no es lineal, motivo por el que esta muestra no es cronológica, aunque sea retrospectiva. El tiempo para Marta es cíclico”, agrega.
La exposición, que reúne unas 58 obras, echa luz sobre la propuesta multidisciplinaria de Marta Palau: pintura, dibujo e instalaciones textiles.
“Pude proponer una nueva tesis curatorial gracias al acceso que nos ha dado la familia a sus diarios personales, a sus archivos, cosa que nunca se ha hecho. Sí se conocía su obra, pero no esa parte más profunda de su pensamiento”, añade Prieto.
“Mis caminos son terrestres no es un título que hayamos puesto nosotras, sino que ella lo utilizó en una exposición que realizó en 1985, en el Museo del Palacio de Bellas Artes. Curiosamente, ese año escribe su Diario de un fracaso y en él reconoce que seguramente la magia siempre ha estado presente en su trabajo, pero ella no era consciente.
“Esa parte espiritual no es un más allá, sino un más aquí que obliga al individuo a saberse partícipe de un colectivo, que también alberga lo natural”, indica.
“La idea de la tierra vinculada al exilio y a la acogida, entendida como herida y cicatriz; y la idea del cuerpo, que representa el dolor del migrante y la pérdida, pero también la sanación y la posibilidad de generar vida. Esto permea su propuesta”, destaca la especialista.
“Sin duda que es vigente políticamente. Cuando hablamos de un cuerpo, es un cuerpo que sabe del peso de la memoria, que se sabe exiliado. Por vivir en Tijuana, el concepto frontera está muy presente en su trabajo. Hay piezas de la exposición que, para mí, son una respuesta directa al presidente estadunidense Donald Trump y a las políticas imperialistas que está albergando el mundo”.
En la muestra se exhiben dos piezas clave en la trayectoria de la artista: Cascada (1978) e Ilerda V (1973), un tapiz tejido en telar que lleva el nombre romano de su ciudad natal.
El Centro de Documentación Arkheia del Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC) resguarda el Fondo Marta Palau, del cual se suman a la exposición algunos materiales documentales que se exhibirán por primera vez.
Y, como eco a esta retrospectiva, el Museo Universitario del Chopo restaura, tras 20 años de resguardo, la obra Quetzalcoatlus, que produjo Palau en 2003.
Prieto destaca que, tras la exhibición en Barcelona, el gobierno catalán adquirió dos piezas de la creadora para la colección nacional, las primeras en patrimonio que hay en Europa.
Marta Palau. Mis caminos son terrestres, de la que se publicará un libro, se exhibirá en el MUAC hasta el 3 mayo de 2026.

