MANÁ CIERRA SU GIRA EN EL PALACIO DE LOS DEPORTES CON UN SHOW ÉPICO
El viernes por la noche más de 18 mil personas se dieron cuenta de que Maná está más allá del bien y del mal. Para ellos, sus casi 40 años en el escenario les permiten hacer lo que quieran y como ellos quieran, y de eso no dejaron duda con el show que cerró su gira México lindo y querido en el Palacio de los Deportes
Una pantalla que cubría todo el largo del escenario se levantó descubriendo a Maná detrás de ella. Cada uno en su lugar haciendo lo que mejor saben hacer: contar historias con sus canciones desde hace más de 35 años. Fher, con una chaqueta verde aqua y lente oscuro entonó Mándame una señal como primer plato; Alex calentaba los motores en la batería; Juan llevaba el ritmo en su bajo, y Sergio hacía hablar a su guitarra, porque esto apenas comenzaba y pintaba para ponerse bueno.
En el fondo, una pantalla enorme se encendió para mostrar a la banda mientras que la pantalla que se elevaba se partió en cuatro partes para darle un cachito a cada uno de los integrantes que, con De pies a cabeza, le arrancó la voz al público que acompañaba a Fher mientras se paseaba por la pasarela.
¡Con huevos!”, indicó el vocalista con señas animando al público a cantar más fuerte. “Muy buenas noches, Ciudad de México. Con madre estar aquí esta noche, nosotros estamos muy contentos de andar aquí después de estar en el norte, en el sur, en el Atlántico, aquí hoy, esta noche, cerramos el tour México lindo y querido, después de 100 conciertos, esta noche terminamos y echamos toda la carne al asador”, lanzó Fher.
Así, con la energía que reciben del público y unos gráficos en dorado y rojo rodeando un corazón, fue como Corazón espinado, un cóver de Santana que Maná llevó a otro público, cobró vida en el Palacio de los Deportes… y lo hizo latir con casi una taquicardia, porque no hay una sola persona en México que no se sepa por lo menos cachitos de las canciones del grupo.
Ángel de amor llegó acompañada del video del tema, protagonizado por Maya Zapata, y que también formó parte de la banda sonora de la cinta De la calle, en la que se hizo una fuerte declaración en la pantalla: No a la violencia contra la mujer.
¿Como están, México? El Palacio es el Palacio y la raza es la raza aquí. Esta canción es un tema que me gusta mucho porque se trata de cuando compartes, es muy bonito compartir, lo que nunca me ha latido ni me laterá son los Labios compartidos”, anunció Fher antes de poner a cantar de nueva cuenta al público con este tema de 2006, que le dio paso a Cuando los ángeles lloran, en la que una tortuga gigante hizo presencia sobre el escenario, dejando claro, una vez más, la conciencia ecológica que tienen lo originarios de Guadalajara.
Por mucho tiempo Maná no fue considerado una banda de rock, pero tampoco lo necesitaban, ellos se dedicaron a hacer la música que les gustaba y que les movía, si llevaba rock, bien, si llevaba coplas, bien, si llevaba pop, también, lograron tener un sonido que los hizo identificables no sólo en su país de origen.
Fue justo eso lo que los convirtió en la banda mexicana con mayor exposición en el mundo, con canciones como Mariposa traicionera o Como diablos —las cuales cobraron vida ayer— los hicieron conquistar lugares como Japón o Turquía, pero lo importante para los Maná es seguir conquistando a su público, como lo hicieron ayer.
Qué chingón que no nada más exista el reguetón, está chingón, pero ya estuvo, pero qué chingón que todavía podemos hacer nuestra chamba los Maná”, dijo el vocalista arrancando la ovación del público antes de que Vivir sin aire, de su primer álbum, cobrara vida.
Salud, México lindo y querido. Es un honor estar en el corazón de México Tenochtitlan”, dijo Fher antes de levantar su vaso rojo, brindar con su público y hacer un fondo del trago que le pasó su staff con el que “limpió la contaminación de su garganta”.
Obviamente Maná estaba listo para ir subiendo el nivel de energía del Palacio y en su repertorio no podía faltar Se me olvidó otra vez, de Juan Gabriel, con un arreglo de salsa que hizo bailar al público.
Como diablos tomó su momento en los altavoces del recinto sólo para regresar a su lugar de origen porque, de acuerdo con Fher, este tema lo grabaron en este mismo sitio hace 25 años… y ¿solo los verdaderos fans la cantaron?, por supuesto que no, todos.
Los Maná saben cómo llevar de paseo a sus fans y con Oye mi amor fue la oportunidad perfecta no sólo para armar el reventón en forma. Fher se echó otro trago de “gasolina”, el público entonó la rola a todo pulmón y además le dieron el gusto a la banda de responder a cada una de las indicaciones que daba el vocalista.
Que gritaran “a huevo”, se hacía, si era un “eo, eo”, se cantaba y si era decir el nombre del país también, para luego combinar todo junto. “Qué chingón”, señaló Fher antes de llevar a la gente a los mismos sonidos, pero a ritmo de reggae con Get Up Stand Up, de Bob Marley, y volver a Oye mi amor.
Alex dio una muestra de porque le dicen El animal, no es de a gratis, es una bestia a la hora de aporrear la batería —con los ojos abiertos y cerrados— y el solo que hizo, que es casi como si entrara en un trance y viaje personal, dejó a más de uno con la boca abierta; no por nada también toca en De la Tierra.
Aquí vamos a echar la bohemia, la que nos pidan, así como si fuéramos mariachi de Guadalajara”, lanzó Fher en el escenario alterno y chiquito del otro lado del principal y cerquita de la gente en donde Te solté la rienda, de José Alfredo Jiménez; Te lloré un río, El reloj cucú, Bendita tu luz, Hechicera, Huele a tristeza, No ha parado de llover y Eres mi religión —en la que invitaron a una chica de nombre Valeria— transformaron el Palacio en una de esas reuniones íntimas llenas de nostalgia, amor y trago.
Maná dejó lo mejor para el final, y es que el cierre de una gira debía ser así, por todo lo alto, por eso Alex se colocó en su batería y se dio vuelo con Me vale, a la que siguieron En el muelle de San Blas, Clavado en un bar y el clásico Rayando el sol.