LA HORA DE LA VERDAD: INICIA EL JUICIO DE SEAN “DIDDY” COMBS
Después de seleccionar al jurado, ayer dio inicio el juicio del rapero estadounidense Sean Combs, conocido por su nombre artístico “Diddy”, y anteriormente “Puff Daddy” o “P. Diddy”. El músico enfrenta delitos de tráfico sexual, asociación ilícita y transporte para ejercer la prostitución, cargos por los cuales podría recibir una sentencia de entre 50 años a cadena perpetua.
Cabe señalar que Combs fue detenido el pasado septiembre y permanece en una prisión de Brooklyn sin posibilidad de fianza.
El primer día del juicio inició con caos y filas de curiosos que se situaron en las puertas de la corte, en Manhattan, Nueva York, hasta donde llegaron familiares del también productor, entre ellos su madre y seis de sus siete hijos.
Los periodistas que tuvieron acceso a la sala señalaron que Combs lució tranquilo y vestido con un jersey gris y camisa blanca; también comentaron que por ratos se le vio leyendo la Biblia.
Durante la jornada, tanto la Fiscalía federal de Nueva York como los abogados del músico expusieron sus alegatos sobre las acusaciones contra Combs: se supo que existe cuatro víctimas, llamadas 1, 2, 3 y 4 en los documentos. La fiscalía realizó un duro alegato inicial, y afirmó que Combs es el responsable de crímenes claramente estructurados: “Para el público, era ‘Puff Daddy’ o ‘Diddy’, un icono cultural, un enorme hombre de negocios. Pero había otro lado de él, un lado que dirigía una empresa criminal”.
Agregó que: “Durante este juicio van a escuchar el relato de 20 años de crímenes por parte del acusado… Pero no lo hizo solo. Tenía un círculo íntimo de guardaespaldas y empleados de alto rango que le ayudaron a cometer delitos y le ayudaron a encubrirlos”.
Asimismo, la Fiscalía adelantó que mostrará al jurado videos de los encuentros sexuales presuntamente no consentidos y orquestados por el artista entre mujeres y trabajadores sexuales masculinos, conocidos como “freak offs”.
“Verán cómo las víctimas toman éxtasis mientras fingen que disfrutan”, indicó la fiscal Ashley Johnson al panel de doce jurados y seis suplentes que se eligieron en un tribunal federal de Nueva York y que en dos meses emitirán un veredicto en el caso.
La fiscal Ashley Johnson también describió con precisión estos encuentros —que “Diddy” también llamaba “wild king nights”—: fiestas o espectáculos sexuales elaborados en los que obligaba a sus víctimas a tomar múltiples drogas, sobre todo MDMA y éxtasis, y que tenían lugar principalmente en hoteles.
También, señalaron que mostrarán fotografías de heridas de la principal víctima, su ex pareja Cassie Ventura, supuestamente causadas por Combs.

Johnson detalló que la Fiscalía se centrará en el testimonio de Cassie y en el de otra mujer que comparecerá bajo el pseudónimo de “Jane”.
La fiscal aseguró que Combs obligó a “Jane” a participar en estos “freak offs” y a tener relaciones con él mientras ella lloraba y le pedía que parara. Además, la obligaba a tener relaciones sin preservativo y la agredía físicamente: en una ocasión, la estranguló, la arrojó al suelo y la golpeó en el rostro.
Durante sus alegatos, Johnson también contó que “Diddy” pagó 100 mil dólares en efectivo a un guardia de seguridad de un hotel de Los Ángeles para conseguir el video en el que agrede brutalmente a Ventura, y detalló que el juicio se centrará en su testimonio y en el de “Jane”.
Por su parte, el juez del caso, Arun Subramanian, adelantó que durante el juicio saldrán a relucir nombres de celebridades de alto perfil como Michael B. Jordan o Kanye West, los cuales estaría vinculados con las fiestas que organizaba Combs.
El juicio se espera que se alargue por ocho semanas, hasta principios o mediados de julio. Por lo pronto, en su primer día, Combs se declaró inocente de los cargos penales y rechaza las demandas civiles que califica como intentos de “obtener un dinero rápido”.
El jurado
El rapero será juzgado por 12 personas: ocho hombres y cuatro mujeres de entre 30 y 70 años, más seis suplentes.
Una relación “tóxica y disfuncional”
Tras los alegatos de la Fiscalía, la defensa del rapero describió la relación del artista con una de sus víctimas, identificada con el pseudónimo “Jane”, como “tóxica y disfuncional”, y aseguró que los encuentros sexuales entre ella y trabajadores sexuales masculinos eran “consentidos”.
“’Jane’ estaba desesperada por estar con él, por darle cosas que otros no podían… Siempre volvía a las fiestas en las habitaciones de hotel”, aseguró en sus alegatos de apertura una de las abogadas de “Diddy”, Teny Geragos.
Un ambicioso “Bad Boy”
Sean Combs (Nueva York, 1969) protagonizó una de esas historias de ambición que tanto fascinan al país, escalando posiciones desde una infancia humilde en Harlem hasta acabar clasificado como “milmillonario” por la revista Forbes.
Sin embargo, su reputación ha caído en picada con los cargos que le imputan los fiscales federales de conspiración con fines de extorsión, tráfico sexual y transporte para ejercer el proxenetismo, por los que enfrentaría una pena máxima de cadena perpetua.
Una infancia marcada
También conocido como “Puff Daddy”, “P. Diddy” y “Love”, el artista de 55 años creció en Mount Vernon, una ciudad al norte de Nueva York, donde él y su familia se trasladaron tras el asesinato de su padre en 1972, cuando Combs sólo tenía dos años.
El progenitor del rapero, Melvin Combs, fue asesinado a tiros dentro de su automóvil en un crimen que las autoridades dijeron estuvo relacionado con su participación en una red de tráfico de heroína que operaba en distintas partes de la ciudad.
En Mount Vernon, “Diddy” asistió a un colegio Montessori y posteriormente fue alumno de una escuela católica y privada en el Bronx, donde fue titular del equipo de futbol americano.
En 1987 comenzó el grado de Empresariales en la Universidad de Howard (Washington D.C.), y, aunque lo abandonó dos años después, se ganó notable fama en el centro educativo por organizar cada semana fiestas a las que llegaban a acudir hasta mil personas.

Éxito controversial
El juicio que se celebra en Nueva York no es el único proceso legal que ha enfrentado el artista: en 1991, Combs, que entonces ya trabajaba como director de talentos en la discográfica Uptown Records, organizó un partido de baloncesto junto al también rapero Heavy D. para recaudar fondos contra el sida en el campus de la universidad City College, en Nueva York.
Al gimnasio del centro, que tenía un aforo limitado para dos mil 730 personas, acudieron unas cinco mil, y en medio de la multitud se produjo una estampida que dejó nueve muertos, hechos que lo llevaron a ser demandado por las familias de las víctimas.
El rapero también fue declarado culpable en 1996 de amenazar con una pistola a un fotógrafo de un periódico, y se vio obligado a pagar una multa de mil dólares; y en 1999 fue acusado de agredir a patadas y puñetazos al ejecutivo discográfico Steve Stoute.
No obstante, estos incidentes no impidieron que Combs tomara impulso en la industria de la música, fundando en 1993 su discográfica Bad Boy Records, que ha estado detrás de trabajos de artistas como Usher, Mariah Carey o Aretha Franklin.
Su primer proyecto en solitario llegó en 1996, cuando, bajo el nombre “Puff Daddy”, lanzó su canción “Can’t Nobody Hold Me Down”, que formaba parte de su álbum “No Way Out”, publicado en 1997 y por el que obtuvo un Grammy a Mejor Álbum de Rap.
Pronto, Combs expandió su presencia a otros ámbitos como el cine, participando en películas como “Crimen organizado” o la moda, creando en 1998 su empresa Sean John, cuyas prendas se han convertido en artículos muy cotizados entre los jóvenes norteamericanos.
En 2023, el mismo año en que “Diddy” publicó su quinto álbum “The Love Album: Off the Grid”, su ex novia Cassie Ventura presentó una demanda contra el artista por abuso sexual que fue resuelta con un acuerdo extrajudicial del que no trascendieron los detalles.
Pese a salir indemne de este litigio, en septiembre de 2024 fue detenido en la Gran Manzana tras las acusaciones de la Fiscalía federal e ingresó en una prisión de Brooklyn. Los fiscales lo acusaron entonces de llevar a cabo “espectáculos sexuales elaborados”, conocidos como “freak offs”, en los que presuntamente obligaba a diversas mujeres a mantener relaciones con trabajadores sexuales masculinos, a menudo bajo los efectos de las drogas.