LA DESNUTRICIÓN, UN PROBLEMA QUE CRECIÓ; LAS CIFRAS SE DISPARARON ESTE AÑO
Uno de los grandes problemas sociales no resueltos en México es el de la desnutrición en sus diferentes niveles. Década tras década, a pesar de las reducciones que se han logrado, la desnutrición persiste en diferentes regiones, tanto rurales como urbanas, y es signo de la pobreza más aguda.
LOS DATOS NACIONALES
De acuerdo con el Boletín Epidemiológico de la Secretaría de Salud, en hasta la semana epidemiológica número 48 (con corte al 8 de diciembre de 2025), se habían registrado en el país 68,228 casos de desnutrición en el territorio nacional, cifra superior a los 65,082 casos registrados en la misma semana del año 2024; es decir, en un año hubo un incremento de prácticamente 5% en el número de personas atendidas por esta causa de enfermedad.
Debe decirse que la desnutrición es un problema de salud que puede ocasionar anemia, pérdida de peso o pérdida de masa muscular (sarcopenia); esta condición puede ser resultado de alimentación insuficiente, de una mala absorción de nutrientes o por complicaciones de enfermedades como tuberculosis, insuficiencia renal, cáncer y, diabetes, entre otras; pero en todos los casos, se trata de un proceso que se va gestando poco a poco en el tiempo y se manifiesta en el mediano plazo, es decir, luego de varias semanas o meses de haber iniciado.
LA DESNUTRICIÓN LEVE
La mayoría de los casos registrados en México son de lo que se denomina como desnutrición leve, la cual se denomina genéricamente cuando el o la paciente está entre el 85% y el 90% del peso esperado para su edad y talla. En esta situación se encontraron 26,816 mujeres y 23,396 hombres en la fecha señalada, es decir, 50,212 personas, lo que implica 2,081 casos más que los registrados en la misma fecha de 2024. Este incremento es equivalente a un 4.3% más, es decir, el incremento es estadísticamente significativo.
LA DESNUTRICIÓN MODERADA
La Secretaría de Salud define a la desnutrición moderada como un estado nutricional donde el peso de la persona se ubica entre el 75% y el 85% respecto del peso esperado para la edad y la talla del paciente. Entre los síntomas más comunes de este estado se encuentran la irritabilidad, debilidad permanente, disminución de la capacidad de trabajo y alteración o disminución del estado cognitivo.
En esta condición han sido diagnosticadas, hasta el 8 de diciembre de 2025, 6,290 mujeres y 5,875 hombres, es decir, un total de 12,165 personas, cifra que supera a las 11,560 diagnosticadas en la misma semana del año 2024. Estas cifras representan un incremento de 5.23% en el transcurso del último año.
LA DESNUTRICIÓN SEVERA
Este estado implica una condición crítica o grave por falta extrema de calorías, proteínas y micronutrientes, llevando a la persona a un peso muy bajo; en las y los niños pequeños implica una afectación grave a sus posibilidades de crecimiento sano; y en personas adultas, implica un posible fallo orgánico relevante que puede llevar a la muerte.
En la fecha señalada, la Secretaría de Salud había diagnosticado 3,050 casos de mujeres, y 2801 casos de hombres, lo que hace un total de 5,851 casos, cifra que supera los 5,401 casos registrados hasta la misma semana del año previo. Esto significa un incremento de 8.3% en el último año y es preocupante porque es la modalidad de desnutrición con mayor crecimiento relativo en el país.
ERRADICAR EL HAMBRE ES UN IMPERATIVO ÉTICO
El crecimiento en el número y porcentaje de casos de desnutrición severa entre 2024 y 2025 parece ser un síntoma estructural de un modelo de desarrollo que sigue produciendo pobreza alimentaria, aun en contextos de crecimiento macroeconómico. La desnutrición grave expresa la materialización biológica de la desigualdad: cuerpos que cargan el costo de mercados laborales precarios, ingresos insuficientes, inflación alimentaria y políticas sociales fragmentadas. Esta realidad interpela, pues revela un orden que normaliza el daño evitable y convierte la sobrevivencia en un mérito individual, despolitizando el hambre. Que los casos más extremos sean los que más crean evidencia en un proceso donde el Estado llega tarde, cuando el deterioro bio físico ya es casi irreversible. No es sólo una falla de políticas públicas, sino una crisis ética.

HAMBRE COMPARTIDA
El crecimiento en el número y porcentaje de casos de desnutrición severa entre 2024 y 2025 parece ser un síntoma estructural de un modelo de desarrollo que sigue produciendo pobreza alimentaria, aun en contextos de crecimiento macroeconómico. La desnutrición grave expresa la materialización biológica de la desigualdad: cuerpos que cargan el costo de mercados laborales precarios, ingresos insuficientes, inflación alimentaria y políticas sociales fragmentadas. Esta realidad interpela, pues revela un orden que normaliza el daño evitable y convierte la sobrevivencia en un mérito individual, despolitizando el hambre. Que los casos más extremos sean los que más crean evidencia en un proceso donde el Estado llega tarde, cuando el deterioro bio físico ya es casi irreversible. No es sólo una falla de políticas públicas, sino una crisis ética.


