KATSEYE CONQUISTA EL METROPÓLITAN Y CONFIRMA SU CONEXIÓN CON EL PÚBLICO MEXICANO
Katseye (girlband creada por HYBE, la compañía sudcoreana que desarrolló a BTS, junto con Geffen Records) no es un grupo de K-pop, aunque toma de ahí su estructura: es un proyecto global, formado tras un proceso de selección y entrenamiento documentado en el reality The Debut: Dream Academy.
El objetivo fue crear un grupo entrenado con la disciplina coreana, pero pensado para un mercado internacional, sin una sola identidad nacional dominante. Sus integrantes —Daniela Avanzini, Lara Raj, Manon Bannerman, Megan Skiendiel, Sophia Laforteza y Yoonchae Jeong— provienen de distintos países, lo que para la audiencia se volvió parte de su identidad como propuesta global.
Por ello, no pasaron desapercibidas el martes en el Teatro Metropólitan. Desde el primer minuto dentro del inmueble se sintió cómo las fans ya estaban conectadas con ellas. Cuando las luces se apagaron y comenzó el show, la reacción no fue la de alguien que está descubriendo algo nuevo, sino la de quien ya tiene una historia, como si conocieran a cada una de toda la vida y fueran sus íntimas.

Katseye abrió su presentación con temas de su repertorio que forman parte central de Soft Is Strong, el EP que cimenta su primera gira mundial. Entre las canciones que interpretaron estuvieron Debut, Gameboy, Mean Girls, Tonight I Might, Internet Girl, Gabriela, Dirty Water, M.I.A. y Gnarly.
Desde las primeras notas hasta las últimas, buena parte del público coreó el repertorio de principio a fin. Los gritos no sólo surgían en los coros, sino también al escuchar frases familiares de las canciones. Por ejemplo, durante la interpretación de Gabriela, con su mezcla de pop y ritmos latinos en la voz de Daniela, se escucharon voces entonando líneas completas del tema, lo que provocó aplausos al término de cada estrofa.
Cuando las integrantes tomaron el micrófono, sus palabras reforzaron la dinámica con el público. “Gracias, México por todo el amor siempre”, expresó Daniela. Más adelante, en un momento en que la música se detuvo, añadió: “Estamos muy, muy, muy felices. Estamos muy agradecidas de estar aquí en este hermoso país”, lo que desató una respuesta unánime de la audiencia.
El método HYBE —eso que muchos llaman “fábrica” y otros “sistema”— se nota en la ejecución. Las coreografías son precisas, sin margen para la improvisación, con movimientos que priorizan lo visual desde cualquier punto del teatro. No hay pasos sueltos ni desplazamientos accidentales. Todo está entrenado para sostener la atención durante bloques largos para que la energía de su gente, en su mayoría joven, nunca se apague.
Pero el método no explica solo al grupo: también al público. Quienes asistieron no llegaron por una canción viral aislada. Son fans que siguieron el proceso desde el reality, que vieron cómo se eliminaban concursantes, cómo se formaba el grupo y cómo se definían roles. Por eso los gritos tienen nombre propio y cada integrante provoca una reacción distinta. El teatro no responde como masa homogénea, sino como un organismo que reconoce a cada una: la más tierna, la más sexy o la más ruda, aunque son adjetivos que cambian dependiendo de la perspectiva.

En Touch, uno de los momentos más coreados de la noche, el volumen del público superó por momentos al sonido del escenario. En Gabriela, canción con un ritmo más marcado y una coreografía que apuntaba directo a la audiencia, la reacción se volvió física: gente levantándose de sus butacas, brazos en alto y cuerpos siguiendo el tempo.
Cada frase era interrumpida por gritos y aplausos anticipados. Katseye no está siendo consumido como un producto terminado, sino como un proyecto que sigue creciendo con fans dispuestas a darlo todo. No es sólo la música ni la coreografía; es la narrativa previa, el seguimiento digital y el método de exposición gradual que HYBE ha perfeccionado: mostrar el proceso para que el vínculo se construya antes del escenario, permitiendo que todas se identifiquen y logrando que, por momentos, no se escuche nada debido al estruendo o no se vea el escenario por tantos lightsticks en el aire.
Al final: una última canción, una última formación y la pose definitiva. El grito de despedida fue largo y sostenido, pero la sensación no fue de un adiós, sino de un hasta pronto. Katseye llegó a México quizá como una prueba, pero se marchó como una realidad: un grupo nuevo que ya activó emociones desbordadas entre jóvenes que no se detienen.
ELLAS:
Daniela Avanzini: antes de Katseye trabajó como bailarina profesional y fue una de las concursantes mejor evaluadas en Dream Academy por su desempeño escénico constante.
Lara Rajagopalan: habla inglés y tamil, y durante el reality destacó por su formación vocal previa fuera del circuito K-pop tradicional.
Manon Bannerman: es la única integrante nacida y criada en Europa (Suiza) y no tenía experiencia previa en el sistema idol antes de entrar al proyecto.
Megan Skiendiel: creció en Hawái y tiene formación en danza contemporánea, algo que HYBE resaltó durante el proceso de selección.
Sophia Laforteza: fue una de las concursantes con mayor base de fans internacional desde las primeras etapas de Dream Academy.
Yoonchae Jeong: es la integrante más joven del grupo y la única entrenada previamente bajo el sistema coreano tradicional antes del proyecto global.

