JUAN CARLOS RULFO PRESENTA BINNIZÁ EN EL FICM, UNA CINTA SOBRE LA IDENTIDAD ZAPOTECA
En el corazón del Istmo de Tehuantepec, donde el viento, la poesía y la tierra se confunden, Juan Carlos Rulfo encontró una historia que no solo se cuenta, sino que se escucha.
Binnizá, los seres de las nubes —selección oficial del Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM) 2025— es su más reciente largometraje documental, una pieza que convierte la memoria y el arte en una forma de resistencia frente al olvido y el despojo.
La película, producida por Península Films, se adentra en las comunidades zapotecas del Istmo de Oaxaca, conocidas como los Binnizá, y teje un relato en el que la palabra poética y la imagen cinematográfica son inseparables.
“Originalmente la película iba a ser un homenaje al pintor Francisco Toledo”, explicó Rulfo en entrevista. “Pero pronto entendimos que el verdadero homenaje estaba en la tierra que lo formó, en esa gente que sigue creando y resistiendo desde sus raíces”
Un mito que sigue escribiéndose
El hilo conductor del documental es el poema El lagarto de las nubes, escrito y narrado por la poeta zapoteca Irma Pineda.

“Fue un poema creado para la película, basado en varios textos de Irma. Lo que buscábamos era hablar de la defensa del territorio desde un mito que aún no termina, un texto inconcluso, como dice ella misma en la película. No sabemos cómo va a terminar este mito de la creación, pero deja a los Binnizá pendientes, observando lo que ocurre”, contó Rulfo para Excélsior
En esa mezcla de lo sagrado y lo cotidiano, el filme construye una narrativa que une la tradición oral, la modernidad y las tensiones del presente.
A través de la voz de Pineda, la historia se transforma en una reflexión sobre el futuro y la identidad, en un intento de preservar lo intangible: la memoria cultural.
El arte como territorio
Para Rulfo, el cine no solo documenta una realidad; la transforma. Binnizá, los seres de las nubes muestra cómo las expresiones artísticas —desde el rap en zapoteco hasta la danza y el grabado— se convierten en un lenguaje de resistencia.
“Queríamos mostrar cómo estas historias se cruzan entre sí. Las eólicas, la poesía, el rap zapoteca, todo influye una cosa en la otra. Las torres eólicas pueden inspirar una letra o un verso, porque forman parte del paisaje”, señaló el productor Eduardo Díaz.

En ese sentido, el arte se vuelve un espacio de defensa del territorio, pero también de reinterpretación. La música, compuesta por Leo Heiblum, evita los clichés del folclor y busca un tono más atmosférico.
“Queríamos alejarnos de lo ordinario. Tomamos las músicas regionales como base, pero las reimaginamos para provocar sensaciones, no para ilustrar el lugar”, explica el productor de Binnizá.
El paisaje como personaje
A diferencia de otros retratos de Oaxaca, Rulfo opta por mostrar un Istmo que no es idílico ni pintoresco, sino complejo y vivo.
“Había una sensación de desastre colectivo, pero también de belleza”, reflexiona. “El caos puede ser fotogénico. Después del terremoto de 2017, entre las bolsas de basura, las tardes encendidas, las salinas abandonadas, encontré algo profundamente humano. Era un universo donde la estética y la historia se mezclaban sin pedir permiso”.
La cámara, muchas veces en vuelo, observa el territorio desde arriba, como si buscara trazar el mismo mapa mítico que describe el poema.
“El título no es una metáfora”, aclara el cineasta. “Los seres de las nubes es la traducción literal de lo que son los zapotecos, y lo que hicimos fue intentar una traducción visual de lo que eso representa”.
Un espejo del país
En su parte final, la conversación con Rulfo se vuelve una reflexión sobre México y la importancia de reconocer su diversidad cultural.
“Dentro de México hay muchos Méxicos, y este es uno muy particular”, dice. “El país ha sido retratado durante décadas de forma antropológica, observando cómo bailan o cocinan, pero sin conectar con su esencia. Lo que intentamos fue justo lo contrario: establecer una conexión desde la emoción, desde la imagen viva”.
Esa búsqueda convierte a Binnizá, los seres de las nubes en algo más que un documental. Es una invitación a mirar al país desde sus raíces, desde aquello que permanece cuando todo cambia.
“La cinematografía es un viaje interno”, concluye Rulfo. “Las imágenes deben ayudarte a viajar hacia adentro, a encontrarte con lo que realmente somos”.


