JENNIFER LAWRENCE Y ROBERT PATTINSON, DEL AMOR AL ODIO
En una era donde parece haber desaparecido el clásico símbolo de estrella de Hollywood, ellos demuestran que todavía existen. Esta vez protagonizan un estilo de cine totalmente diferente, con actuaciones mucho más artísticas.
Aunque no se note en el cine, el libro original (Die My Love) está escrito por una latinoamericana, Ariana Harwicz ¿se nota la diferencia entre imaginar la historia detrás de una página de papel y ver la misma historia en el cine?
Robert Pattinson: Para mí, siempre se nota la diferencia entre el libro original y la versión de cine. Pero creo que el espíritu del libro se puede traducir en una visión diferente.
Jennifer Lawrence: Sí, el cine es muy distinto. Pero todo lo que figura en la novela, desde la sexualidad y el tema de sentirse atrapado creativamente, todo eso que son como las capas de una cebolla, todavía están en nuestra versión final.
Con una dirección bastante original, Mátate, mi amor (Die My Love) parecería ser una comedia romántica de una pareja que vive en medio de la nada, alejados del típico ruido social, pero es todo lo contrario. Esa misma soledad transforma el género en un drama psicológico donde el odio y el amor se entremezclan. Tampoco es fácil definir los personajes de Jennifer Lawrence y Robert Pattinson. Incluso es difícil ponerse de un lado o del otro, a lo largo de una relación de pareja tan compleja como la historia.
Escrita por una mujer, la historia está contada desde el lado de la protagonista, sin censura previa a la hora de demostrar los deseos, el dolor y el enojo. Del otro lado, a él se le muestra como el marido alejado que ayuda a la falta de comunicación en la pareja, con una normalidad que incomoda a cualquiera. La maternidad y un hijo es también la clave de la relación, en las buenas y las malas, generando más crisis que amor. Y aunque detrás de cámara no vivan los mismos dramas, en la vida real comparten el verdadero rol de padres. Jennifer tiene dos hijos con Cooke Maroney. Y con la actriz inglesa Suki Waterhouse, Pattinson también es padre de una bebita.
¿Hasta qué punto se identifican personalmente con el rol de padres?
JL: Obviamente, como madre, para mí, fue muy difícil separar lo que yo haría con lo que mi personaje hace en la historia. Y me rompió el corazón cuando lo leí en el libro. Fue devastador, pero muy poderoso, porque yo recién había tenido mi primero bebé y no hay nada como el posparto. Es interesante, porque te aísla por completo. Cuando nuestros personajes se mudan a Montana, ella no tiene a nadie, ningún conocido. Y la verdad es que la ansiedad y la depresión extrema te aíslan. No importa donde estés, te sientes como un extraterrestre. Es por eso que me llegó tanto.
Y Rob, ¿cómo se compara tu rol del padre tan aislado en la ficción, con la realidad?
RP: ¿Cómo se siente tener un hijo? Mi personaje es bastante interesante, porque normalmente yo me siento atraído con los roles más oscuros y el personaje de Jackson me parece una persona mucho más normal de todos los que interpreté antes. Pero creo que hay algo universal, para mí, cuando tratas con una pareja que pasa por el drama del posparto o cualquier clase de enfermedad mental, con todas las dificultades que trae, donde es difícil tratar de encontrar tu rol en la relación. Es algo muy difícil, especialmente con una persona así que tampoco es ningún profesional de salud mental, él sólo pretende ser músico en Nueva York. Tampoco es la clase de persona que vaya a buscar consejos como padre, en TikTok. Es de los que espera que la relación vuelva a ser tan pura como era antes, sin entender por que pasa todo eso, por qué entró un intruso en su relación. Y supongo que es también el miedo que todos tienen cuando tienen un hijo.
En medio de tanta fama mundial, ¿cambia el ego de una estrella de cine cuando se convierten en padres y a puertas cerradas son los hijos los que atraen la atención, como si fueran las verdaderas estrellas de la familia?
JL: Tener hijos cambia todo. Cambia toda tu vida. Es algo brutalmente increíble. Cambia las decisiones, si trabajo, dónde trabajo, cuándo trabajo. Y mis hijos me enseñaron que una persona puede sentir tanto por otra. No lo sabía. Mi trabajo tiene mucho que ver con las emociones y me abrieron al mundo exterior, pero ahora soy mucho más sensible. Me cambiaron la vida para mejor, obviamente, como también cambiaron mi creatividad. Recomiendo totalmente tener hijos para quienes quieren ser actores.
RP: Para mí, lo que menos esperaba al tener un bebé es tanta energía de inspiración que me dio. No es una pregunta fácil de responder para un hombre, pero lo que dice Jennifer es exactamente así. Definitivamente, desde que nació mi bebita generó mucho más vigor a la forma en que hoy, afronto mi trabajo porque en cierta forma, soy una persona completamente diferente.
Al haber estado embarazada en pleno rodaje, ¿fue posible dejar en el estudio los miedos que puede traer el drama de la madre que te tocó interpretar?
JL: ¿Sabes? No soy la clase de actriz que se lleva el trabajo a casa. Una parte de lo que mi personaje vive tiene que ver con el
desequilibro hormonal que trae el posparto, más allá de pasar por una crisis de identidad.
Ya se habla de una posible nominación al Oscar con la actuación de Sissy Spacek como la madre de Pattinson. ¿Por qué creen que marca tanta diferencia?
JL: Mi personaje está siendo consumida por su mundo interior y el personaje de Sissy es el único que se da cuenta de lo que le pasa. Y Jackson, el personaje de Rob, se siente atrapado. Los dos están atrapados. Los dos se aman y sienten que quieren volver a estar juntos, aunque Jackson sólo se digna a esperar. No saben cómo seguir en este nuevo lugar. Es lo que tanto me gusta de la escena del fuego, que me recuerda cuando Sandra Bullock sale del agua en Gravedad, como volviendo a nacer. Es difícil pasar por algo así, cuando tu pareja no te comprende. Y del otro lado, tu pareja tampoco puede ayudar, sin poder ver lo que te pasa. Pero Pam lo ve todo. Ella es la única que ve lo que está pasando, pero tampoco puede ayudar. Sissy trajo algo que no estaba en las páginas del guion, al mostrar que ella se siente agradecida que mi personaje traiga un bebé a la familia, casándose con su hijo.
En una película que nos pone tan incómodos a los espectadores, ¿cuál dirían que fue la escena más incómoda de filmar?
JL: El primer día antes de filmar nos mostraron una escena con Rob donde teníamos que atacarnos como tigres. Hasta ahí estaba todo bien, pero había que hacerlo desnudos. Y teníamos que aceptarlo. Así fue el primer día de filmación. Creo que ahí está tu respuesta (risas).
RP: Yo siempre quise trabajar con ella y no sé si pueda describirlo, pero el rodaje no fue para nada normal. Tuvimos que confiar en una directora que generó un aura muy especial en el estudio donde se sentía quién era el líder. No puedo describirlo exactamente, pero era la forma que nos dio tanta confianza, porque todo se sintió mucho más fácil. Hay una escena de tres o cuatro páginas de diálogos, donde pensé que hubiera sido bueno hacerla sin hablar. Y cuando la filmamos, dije que a lo mejor podíamos probar sin decir nada. Hacer cine a veces es como la música, donde no se siente que estás haciendo algo para el editor. Te hace sentir que formas parte del proceso.

