GUILLERMO MONROY BECERRIL, ARTÍFICE DE LA PLÁSTICA REBELDE
“No me gusta el mundo en que vivimos, porque lo que ocurre con la guerra y toda esa matanza tremenda (en Ucrania y Oriente Medio) me duele en el alma. Quisiera que ya se detuvieran las malditas guerras, que no sirven de nada, y que viniera una paz grande para todos”.
Así lo dice a Excélsior el pintor, muralista y grabador Guillermo Monroy Becerril (Michoacán, 1924), quien hoy recibirá la Medalla Bellas Artes de Oro 2024 en la disciplina de Artes Visuales.
El artista, que este año cumplió cien años, es uno de los últimos integrantes del grupo de Los Fridos, alumnos de Frida Kahlo; fue asistente de Diego Rivera, José Clemente Orozco, Juan O’ Gorman, José Chávez Morado y Olga Costa, y es autor de murales como El beneficio de las vías de comunicación de la tierra, en el Centro SCOP, que formará parte del Parque del Muralismo Mexicano.
Y agrega: “Quisiera que todos fuéramos unidos y, me atrevo a decir, que se acabaran las fronteras y que todos formáramos una patria completa en el mundo, porque sería maravilloso que estuviéramos unidos, en favor de la paz, del amor, de la cultura y del arte. Yo aún soy un luchador, a mi manera, con mi palabra, y no podemos aplaudir la guerra ni usted ni yo ni nadie. ¡Que viva la paz!”.
También expresa su alegría por la presea que recibirá hoy, en la Sala Manuel M. Ponce, junto con Geles Cabrera y Arturo Estrada —que hace unas semanas inauguró la muestra Los Fridos, en Coyoacán—.
“Quiero que sepa que yo ya paso de un siglo (de vida) y que me siento un poquito cansado, pero no por eso quisiera dejar de pintar, porque mi vida es la pintura. Así que me siento feliz por esta medalla que me entregará el INBA, por mi obra y por ser un trabajador de las artes plásticas”, señala.
De momento, Monroy ha dejado pendiente una serie sobre soles (Sol de alegría, por ejemplo) en la que ha trabajado en los últimos meses, debido a un problema en la vista.
“Pero no dejo de trabajar. Ahora estoy pintando mis colores con mi plástica en algo que va quedando un poco abstracto, pero sin intelectualizar nada.
“La pintura ha sido lo más grande en mi vida, aunque descubrí con los grandes maestros que no sólo había que hacer una temática y una estética bonita y purista, sino mezclar el arte plástico con la lucha social”, explica el creador que, en 2021, recibió un homenaje en Morelos.
Monroy recuerda que antes de convertirse en artista fue un obrero que trabajó en una fábrica de madera.
“Trabajé en una fábrica llamada La Colonial, en la Guerrero, que utilizaba cedro, donde aprendí a luchar en defensa de los trabajadores.
“Mi familia ha sido de obreros y desde ahí aprendí a defender a trabajadores, campesinos, a los jóvenes y al pueblo para vivir un poco mejor”, asegura, lo cual influenciaría su trabajo artístico, al que define como una plástica revolucionaria y amorosa.
Monroy también refiere su mural del Centro SCOP, el cual hizo como parte del Taller de Integración Plástica, encabezado por Chávez Morado.
También rememora la lucha del colectivo En Defensa del Centro SCOP, en 2018, cuando las autoridades culturales del momento intentaron remover dicha obra pública.
“El Centro SCOP nos dio una oportunidad a quienes fuimos jóvenes sobresalientes de aquel tiempo. Después vino un temblor tremendo (en 2017) y quedó un poquito abandonado el SCOP, hasta que se hizo un movimiento de personas para rescatarlo y restaurarlo.
“Pero se logró que (el conjunto) fuera declarado monumento artístico, así que sentí mucho gusto cuando el Presidente anunció que éste se convertirá en un parque cultural con todos los murales”, celebra.
¿Cómo recuerda a Frida Kahlo?, se le pregunta a Guillermo Monroy. “Para mí, Frida es lo máximo; como maestra en artes plásticas, la conocí en La Esmeralda y fue gracias a que la llevó Antonio Ruiz El Corcito, entre otros.
“Ella también nos llevó a su casa y nos dejó pintar en su jardín, para convertirlo en un taller por completo. Frida fue una gran pintora que nunca nos quitó el lápiz ni la pintura para enseñarnos”, confiesa.
¿Y Diego Rivera? “Frida y Diego fueron una pareja extraordinaria (de artistas), nunca los voy a olvidar, porque no sólo fueron grandes maestros, sino compañeros, hermanos y camaradas”.
¿Faltaría una retrospectiva de su trabajo en Bellas Artes? “Sería una cosa muy bella y tengo bastante obra de varias épocas y facetas; me encantaría que el público viera mi obra completa, aunque sería difícil porque parte de ésta la vendí, la robaron o no sabemos dónde está”.
“Un ejemplo sucedió en la Casa de las Américas, en Cuba, donde una Juanita Noyola me compró una obra con temática marina, así como muchos dibujos, pero ella ya falleció y hoy no se sabe dónde quedó esa obra.
“Así como otras obras que me ayudaría a vender, en Taxco, un amigo que luego falleció y la obra desapareció”, junto con 12 piezas que hace mucho empeñó en el Monte de Piedad y ya nunca recuperó.