GABRIELA AGUIRRE EVOCA DESDE EL COLOR LAS HUELLAS INTERIORES; LA PINTORA EXHIBE 66 OBRAS
La luz, las sombras y la oscuridad pueblan la obra de la artista abstracta mexicana Gabriela Aguirre, quien, tras 40 años de trayectoria, considera que estos conceptos son “fuerzas simbólicas que llevamos dentro, pero también marcan lo que nos rodea”.
Bajo el título de Huellas de luz y oscuridad, la pintora, grabadora y dibujante exhibe a partir de hoy, y hasta el 17 de noviembre, 66 obras de grande y pequeño formatos en la Galería 526 del Seminario de Cultura Mexicana en Polanco.
A nivel plástico, los cuadros son luz y sombras. Escogí la palabra oscuridad para el título de la exposición porque no sólo quise abarcar las sombras, sino también la oscuridad que todos llevamos dentro; pero que también vemos en el exterior, en la cotidianidad, que nos afecta”, comenta la creadora en entrevista.
El uso de la palabra huellas abarca lo que pienso como artista. Es decir, siento que expreso lo que soy, la suma de mis vivencias, lo que me afecta; lo que nos ocurre, lo que pensamos, nuestros anhelos y lo que vemos dejan huellas en nosotros”, afirma.
Quien presentó su primera individual en 1992 detalla que de las 66 piezas que exhibe en esta ocasión, 34 son óleos (con carbón, pastel, grafito), que abarcan tamaños desde los 2 metros a los 70 centímetros; 9 son grabados de aguatinta y aguafuerte intervenidos con distintos materiales; y 13 dibujos de pequeño formato.
Señala que, a pesar de la relevancia que ha adquirido el arte conceptual y objetual, ella escogió la pintura “porque es un medio de mucha introspección. Realizo mi trabajo sola en el taller, con música clásica, y la conexión con el cuadro es muy íntima.
Me gusta ese tipo de proceso lento, pausado, introspectivo. Claro que algunos cuadros salen al primer impulso, de la víscera; pero otros se crean al estar poniendo, quitando, borrando. Y eso me gusta”, agrega.
En cuanto a su apuesta por la abstracción, quien vivió cinco años en París y seis en Nueva York explica que su obra remite al paisaje. “Cuando empecé a pintar era figurativa; mis cuadros contaban historias y usaba colores contrastantes. Pero, cuando los enseñaba, no me gustaba que se fijaran más en la historia que en la composición o en la factura. Me pareció poco interesante provocar eso. Quité la figura e hice obras monocromáticas, en las que la luz fue la protagonista”.
Añade que le inspira observar a la naturaleza y le preocupa “la destrucción de nuestro paso por el planeta. Vivir en la incertidumbre siempre ocasiona oscuridad”.
Las obras de Huellas de luz y oscuridad fueron confeccionadas este 2024, y otras entre 2019 y 2023.