EVOCAN LAS HUELLAS DE LA REVANCHA CON EL MONTAJE DE ‘TRACES’
Con el montaje de Traces, el coreógrafo y fotógrafo belga, Wim Vandekeybus (Herenthout, Bélgica, 1963) plantea la venganza metafórica de la naturaleza en contra de ese ser humano que se dedica a cazar y a apropiarse de los espacios naturales, pero sin considerar el impacto que eso puede tener en la vida silvestre, por ejemplo, cuando una carretera atraviesa a un bosque.
Así lo explica Vandekeybus en entrevista, quien traerá su montaje al Teatro de la Ciudad Esperanza Iris de la Ciudad de México, los días 5 y 6 de agosto, a las 19:00 y 18:00 horas, respectivamente, para demostrar la visible divergencia que existe entre la naturaleza y el ser humano.
Vuelvo a trabajar la animalidad y el instinto que el ser humano ha olvidado. Es un poco drástico, porque hay una gran cantidad de animales salvajes que han desaparecido y a eso se suma la falta de contacto físico que tenemos (con la naturaleza), en una era digital donde la caza se realiza a distancia (con armas), al igual que las guerras”, asevera el también director escénico.
Sobre la atmósfera de Traces –que tuvo su estreno mundial en 2019 y contará con música grabada de Trixie Whitley, Shahzad Ismaily, Ben Perowsky, Daniel Mintseris y del guitarrista Marc Ribot–, Vandekeybus explica que se inspiró en las fotografías de Josef Koudelka, quien hizo una serie sobre gitanos y personas que carecen de territorio, pero que conviven con la naturaleza, a diferencia de nosotros que no podemos vivir sin tener una propiedad”, explica.
Además, recuerda que, en el proceso de creación, visitó un pueblo de Rumania donde, cada inicio de año, sus habitantes hacían un ritual en el que portaban la piel de un oso.
Es interesante cómo el hombre quiere ser animal, pero el animal tiene que ser sacrificado para hacer esta fiesta, así que cuando vi eso quise hacer lo contrario: que el oso se pudiera vestir la piel del humano. Así que (Traces) podría ser la historia de la venganza del oso, porque nosotros a menudo destruimos su territorio pese a lo hermoso que es”, lamenta.
Sin embargo, asegura que su montaje es un espectáculo abstracto que no pretende ser educativo ni pedagógico. “Destruimos el ciclo de la naturaleza, así que ya no somos parte ese eso, y el humano se ha convertido en un animal que arrebata el territorio y lo extingue”, dice, y por esa razón, la obra pone el acento en algunas escenas llenas de brutalidad, como en la representación de animales con la cabeza envuelta en plástico, los cuales mueren de hambre.