EVOCAN EL MURAL DESTRUIDO DE DIEGO RIVERA EN EL PALACIO DE BELLAS ARTES

Con el montaje de la exposición Diego Rivera. Nueva vida a un mural destruido 1933/1934, integrada por una treintena de piezas que incluyen los bocetos de la obra que sería destruida en Nueva York, así como fotografías tomadas por Tina Modotti y Lucienne Bloch, y documentos fílmicos, sonoros y hemerográficos que dan testimonio de la obra del muralista que sería recreada en el Palacio de Bellas Artes.

La muestra, que abrirá hoy en el palacio de mármol, recuerda que en 1931 el empresario Nelson Rockefeller encargó la elaboración de tres pinturas monumentales en el vestíbulo del edificio Radio City, en Nueva York, a tres reconocidos artistas de talla internacional: Pablo Picasso, Henry Matisse y Diego Rivera, quien fue el único en aceptar aquella comisión.

Luego de mostrar los bocetos y de revisar el proyecto, que tendría como tema El hombre en la encrucijada, Rivera plasmó la obra con la técnica del fresco y utilizó una amplia variedad de colores, contrario a las condiciones establecidas por los contratistas del edificio. Sin embargo, el punto álgido llegó cuando el artista mexicano agregó el rostro de Lenin junto en la obra, lo que derivó en la censura del mural y su destrucción en 1934 por órdenes del empresario.

El espíritu de esta exposición, explicó Miguel Álvarez, curador asociado del Palacio de Bellas Artes, “es profundizar y hablar sobre la historia del mural El hombre controlador del universo (1934), de Diego Rivera, que cumple 90 años de existencia en este recinto, con la intención de hablar y profundizar en su génesis, su formación y el proceso creativo del artista, además de su posterior destrucción y adaptación o recreación en México, en Bellas Artes”.

Este relato, abundó Álvarez, se cuenta desde dos momentos históricos. “El primero es en Rusia, entre 1927 y 1928, cuando Rivera llegó a ese país, invitado a celebrar el décimo aniversario de la revolución bolchevique; y el segundo, cuando es censurado y bajado del andamio por integrar la efigie de Lenin en el mural de Nueva York”.

Rivera llega a México y, en 1934, reconstruye esa misma obra, aunque existen algunas variantes. Por ejemplo, en la reconstrucción añade una representación crítica de John D. Rockefeller Jr. e incluye a más personajes de la Tercera Internacional.