DIRIMEN PATERNIDAD DE PUÑO DE TIERRA DE JACOB MORENO

El compositor chiapaneco Jacob Moreno Moreno (1931-2009) recuperó hace unos días la autoría de la canción mexicana Puño de tierra, escrita en 1977, la cual ha sido plagiada y apropiada ilegalmente por diversos compositores a lo largo de varias décadas.

Así lo dijo, en entrevista exclusiva con Excélsior, Antonio Moreno, hijo y heredero del creador, quien logró recuperar la propiedad intelectual de su padre a través del Instituto Nacional del Derecho de Autor (Indautor).

Considerada una de las piezas emblemáticas del repertorio nacional, que ha sido interpretada por artistas como Antonio Aguilar, Ramón Ayala y Eugenia León, y que, incluso, ha sido llevada a la conferencia mañanera del Presidente, no fue creada por Carlos Coral ni por Carlos González García, como aparece en Google y en redes sociales.

Pero tampoco fue escrita por Eduardo Antonio Baptista Lucio, quien la registró como propia en 1993, y quien, más tarde, la vendería a una compañía discográfica.

La historia podría resumirse en unas cuantas líneas. Inspirado en un hecho trágico, en 1977, Jacob Moreno escribió esta obra, bajo el título La vida es un sueño, la cual nunca registró ante Indautor.

Aquel mismo año, Antonio Aguilar la inmortalizó con su voz y comenzó a popularizarse, aunque su título fue modificado a Un puño de tierra.

Fue hasta 1993 cuando la letra fue registrada, por Baptista Lucio, situación que Jacob Moreno descubrió en 2009, meses antes de morir.

Quince años después de iniciar la recuperación de la letra, el Indautor concedió la razón a Jacob Moreno y a su heredero.

¿Su papá no registró la canción?, se le pregunta a Antonio Moreno. “¡Nunca! Él escribió la canción en 1977 y ese mismo año la hizo famosa Antonio Aguilar. De inmediato la interpretaron otros cantantes y su título pasó de La vida es un sueño a Puño de tierra, pero en 1993 fue registrada por otra persona.

 “En septiembre de 2009, la Sociedad de Autores y Compositores de México (SACM) le rindió un homenaje a mi padre, acción que repitió el Consejo Estatal para las Culturas y las Artes de Chiapas, que incluyó al compositor en el nicho de los chiapanecos ilustres, en la Biblioteca Jaime Sabines, donde se refiere a mi papá como el creador original de aquella obra”.

Por aquellos días, el creador acudió a la SACM y expresó su deseo de que se le reconociera formalmente como autor definitivo de aquella letra, pero meses después fallecería.

Finalmente, Antonio Moreno, apoyado por el abogado Mauricio Jalife Daher, logró recuperar la propiedad intelectual en favor de su padre.

¿Su padre recibió alguna oferta por ceder los derechos de esta obra? “Sí, los representantes de una compañía discográfica se acercaron a él y le propusieron que declinara reclamar la canción a cambio de un cheque.

 “Pero él dijo que no, porque quería que se le reconociera la letra. Así que él falleció, en noviembre de 2009, sin la posibilidad de reparar el daño, porque ahí hubo un daño, un delito, porque robar la propiedad intelectual de otra persona es eso”, expuso.

¿Jacob Moreno escribió más canciones? “Mi papá escribió cerca de 400 canciones en unos cuadernos de contabilidad. Así que él escribió muchos corridos y algunos fueron bastante pegadores.

“No lo sé, quizá después de que se sepa todo esto, habrá un interés por su repertorio, por su cancionero, porque él dejó decenas de canciones; Puño de tierra sólo es la más famosa”.

¿Se realizó algún estudio para determinar la autoría de su padre? “Además de contar con la letra original manuscrita de esta obra, sí se hizo una revisión de su estilo, del manejo de lenguaje y de la forma de adjetivar”.

¿Hubo algún encuentro con el señor Eduardo Antonio Baptista? “No, sólo con los representantes del sello discográfico. Quiero entender, entonces, que Eduardo Antonio Baptista vendió la letra a la empresa de música”.

¿Existió resistencia para aceptar la titularidad de la obra? “No, ninguna, los abogados no pelearon, aunque nunca se utilizó la palabra plagio”.

¿Cuál será el siguiente paso? “Lo que busco es la reivindicación total del trabajo de mi papá y, luego, lo que derive de todo eso. Por ejemplo, aclarar esa confusión que prevalece en el mundo virtual, porque cuando tú escribes Puño de tierra en Google, ¡el nombre de mi padre jamás aparece!, y eso está muy extraño.

 “Sobre todo, busco la reivindicación. Digamos que la justicia poética ya se logró, jurídicamente; ahora viene el reconocimiento y luego vendrá el tema de las regalías”, concluye.

La vida pronto se acaba

La idea que inspiró a Jacob Moreno la letra de Un puño de tierra nació en 1942, cuando el compositor tenía sólo 12 años, detalla a Excélsior Antonio Moreno.

“La familia de mi padre se dedicó siempre a actividades agrícolas y digamos que sus padres formaban parte de esa burguesía rural que tenía algunas tierras, ganado y cierta distinción pueblerina, así que era una familia pobre que gozaba de ciertos privilegios.

 “Mi padre era un hombre campirano, quien montaba a caballo, portaba armas y era una especie de John Wayne o de Jorge Negrete, pero lo que ocurrió aquel día de 1942 cambió su vida. Ocurrió cuando otra familia del lugar acudió a pedir la mano de su hermana mayor, quien ya está en edad casadera según las ideas de la época. Entonces, mi padre le pide a uno de los padrinos, que acuden a pedir la mano de su hermana, que le permita ver una de sus armas, pero cuando mi padre sujeta la pistola ocurre una desgracia y le pega un balazo en el corazón a su propia hermana”.

Aquel hecho “fue determinante, porque a mi padre lo separan de la familia y es enviado bajo resguardo de un profesor con quien descubrió la literatura. Ahí empezó a leer a Quevedo, poetas románticos y modernos de México, y escribió sus primeras letras, hasta que, 35 años después, él vierte aquel hecho en esa canción”, que fue uno de los argumentos para recuperar la propiedad intelectual de la obra.