DAN LA PENA MÁXIMA A CÉLULA SANGUINARIA
Once integrantes de una de las células más sanguinarias del Cártel de Los Zetas fueron condenados a 50 años de carcel, como los responsables del asesinato de 122 personas que se cometieron en el municipio de San Fernando dentro de la guerra que sostenían con el Cártel del Golfo.
El delito que se les encontró responsabilidad es el de homicidio calificado y la condena la resolvió el Juez Segundo de Distrito con sede en la Ciudad de Matamoros, en Tamaulipas.
Los condenados son Salvador Alfonso Martínez Escobedo La Ardilla, jefe regional de Los Zetas; Martín Omar Estrada De la Mora El Kilo, jefe de plaza; Juan Pablo Cabrera Escalante, El Cacharpas, jefe de sicarios; el jefe operativo, Víctor Cui-
tláhuac Montoya Torres, El Comandante Degollado.
Otros sentenciados son los sicarios Luis Manuel Salazar Sánchez, El Gordo Flow; Sergio Córdoba Martínez; El Diablo; Samuel Moreno Saavedra, El Chiquilín; Erick Rubén Hernández Zetina, El Guacho; José Mauro Oñate Rodríguez, El Vegueta; Jhonny Torres Andrade, La Sombra, y Elfo Cruz Martínez.
De acuerdo con la Fiscalía General de la República, en abril del 2012, ministerios públicos iniciaron una indagatoria en su contra, luego del hallazgo de diversas fosas clandestinas que fueron localizadas en el municipio de San Fernando.
Las órdenes de aprehensión se vinieron a cumplimentar entre el 2015 y 2017, conforme iban cayendo en manos de la justicia.
La mayoría fueron encontradas en el punto conocido como El Arenal y de acuerdo con la acusación la célula ejecutó a 122 personas.
Ruptura
Los sucesos datan desde la ruptura que Los Zetas tuvieron con el Cártel del Golfo en el 2010 y uno de los principales hechos fue entre el 22 y 23 de agosto de 2010, cuando mataron a 72 migrantes.
Según las autoridades, los delincuentes se dedicaron a bajar pasajeros que viajaban en autobuses de línea foránea que iban con destino a la frontera de Tamaulipas para cruzar a Estados Unidos.
Autobuses de diferentes líneas que llegaban a San Fernando eran abordados por gente armada para bajar a los hombres, sobre todo a los que provenían de Sinaloa, Michoacán y Oaxaca.
La orden que había girado el máximo jefe de Los Zetas, Heriberto Lazcano Lazcano El Lazca era eliminar a todos esas personas pues le habían filtrado el rumor que esas personas viajaban a la frontera para unirse como brazo armado del Cártel Del Golfo.
La indicación la recibió La Ardilla, quien a su vez se la hizo saber a Estrada De la Mora El Kilo y a Cabrera Escalante El Cacharpas.
Este último confesó haber ejecutado a decenas entre jóvenes y adultos.