¿CUÁLES SON LAS DIFERENCIAS ENTRE EL ANTIGUO Y NUEVO TESTAMENTO?

El mes de marzo es importante para los católicos porque marca el inicio de la Cuaresma, periodo de 40 días que comprende una profunda reflexión espiritual la cual culmina con la Semana Santa en abril, es decir, con la muerte y resurrección de Jesús.

Seamos o no fieles, o incluso profesemos otra religión, sabemos que estos ‘días santos’ son trascendentales para los que sí creen en ello, pues ‘históricamente’ marcan un antes y un después en el catolicismo.

Estos pasajes de la historia de dicha religión se encuentran dentro de la Biblia, un conjunto de libros sagrados que los católicos, judíos y cristianos consideran producto de la inspiración divina.

¿El Antiguo y Nuevo Testamento son lo mismo?

Si bien la Biblia rige gran parte de estas religiones, es importante precisar que ésta se encuentra dividida en dos partes: el Antiguo Testamento, con el cual se identifican judíos y cristianos; y el Nuevo Testamento, aceptado sólo por cristianos y católicos.

Aunque están unidos en un mismo ‘libro’, lo cierto es que ambos se enfocan en pasajes distintos de la historia y tienen enfoques diferentes:

El Antiguo Testamento se centra principalmente en la alianza de Dios con el pueblo de Israel, sienta las bases de esta relación y habla sobre las profecías en torno de la llegada de su salvador.

Por el contrario, el Nuevo Testamento se cuenta a partir de la vida, enseñanza, muerte y resurrección de Jesús de Nazaret, lo cual sentó las bases de la iglesia cristiana (y posteriormente la católica).

Además, es importante mencionar que la primera parte (antigua) de las Sagradas Escrituras están redactadas principalmente en hebreo y arameo, mientras que la nueva fue escrita en griego koiné.

¿Qué papel tienen las profecías de ambos testamentos?

El Antiguo Testamento tiene 39 libros en la versión protestante, 46 en la católica y 51 en la ortodoxa. En la mayoría de ellos se habla sobre la llegada del Mesías que salvará al pueblo de Israel de la opresión en que vivían.

Por ejemplo, Miqueas predice que el salvador nacerá en Belén, mientras que en el libro de Isaías se dice que nacerá de una virgen, que será descendiente del Rey David y que será un admirable consejero que al final será traicionado y sufrirá para liberar a su pueblo.

Mientras que el Nuevo Testamento comprende 27 libros, entre ellos los cuatro evangelios canónicos (Mateo, Marcos, Lucas y Juan), en los cuales se explica que Jesús es el cumplimiento de los vaticinios mostrados en el Antiguo Testamento.

Jesús, el salvador, el mesías, es la conexión entre ambos testamentos, según la religión católica. Por ello, los evangelios relatan paso a paso su vida, obra, muerte y resurrección tal cómo se predijo en las antiguas escrituras.

Uno de los ejemplos más claros de profecías en el Nuevo Testamento sin duda es el libro del Apocalipsis, ya que en él se habla sobre el fin de los tiempos (día del juicio final), la segunda venida de Jesucristo y hasta el establecimiento del reino de Dios.

Todos estos vaticinios sin duda han servido para que los devotos se mantengan firmes en su fe, esperando el regreso del salvador, quien nuevamente salvará sus almas.

El reino prometido en los dos testamentos

Otra diferencia crucial en ambos testamentos es sin duda el reino que promete cada uno a los fieles, pues mientras uno es terrenal, el otro es más espiritual.

Y es que el Antiguo Testamento habla sobre la manera en que Dios eligió especialmente a Israel como su pueblo, de donde vendrá el mesías o salvador y el sitio donde éste instalará su reino, es decir, la tierra prometida donde sería ungido el rey que traería paz y justicia.

La diferencia con el Nuevo Testamento radica en que éste no promete un reino terrenal o político, sino más bien espiritual, el reino de los cielos. Un reino de naturaleza mística que transforma a las personas, que les hace arrepentirse de sus pecados y amar tanto a Dios como al prójimo.

Aunado a lo anterior, en el primer caso el reino prometido es sólo para el pueblo de Israel, pues fue el que Dios eligió para establecerse; mientras que en el segundo, el mensaje es para todas las naciones, de ahí que se diga que el cristianismo o el catolicismo son religiones universales.