CICATRICES DEL PAISAJE EN LA OBRA DE HENDRIX; MEDALLA BELLAS ARTES 2024
El paisaje cicatrizado es una de las obsesiones del artista neerlandés Jan Hendrix (Países Bajos, 1949), quien hace unos días fue distinguido con la Medalla Bellas Artes 2024 y recién publica el libro y el catálogo Atlas, que acompaña a la exposición homónima del Palacio de Iturbide, inaugurada en abril pasado.
En entrevista con Excélsior el autor de obras como Hoja proa/Brújula, en la Biblioteca de México; Runas, en la librería Rosario Castellanos; y Lamento en el Museo Memoria y Tolerancia, entre muchas más, habla sobre los primeros viajeros que registraron el paisaje, así como su manera de ver la capital, a la que describe como un paisaje manipulado y caótico, en el que sobrevive la poesía y un horizonte de curvas y rectas que busca el equilibrio.
De inicio, el artista visual que vive en México desde hace más de 50 años, evoca al filósofo romano Marco Tulio Cicerón, quien hablaba sobre la diferencia entre natura (paisaje intocado) y naturata (jardín manipulado por el hombre). “Yo creo que la ciudad, en el último punto de esa secuencia, se convierte en naturata, para referir y llegar a esa urbe gris y de concreto, donde priva el asfalto y la hierba mala, pero donde los árboles crecen, se rebelan y rompen la ciudad”.
¿Su materia creativa es la natura?, se le pregunta al artista que ha colaborado con arquitectos como Teodoro González de León, Ricardo Legorreta y Enrique Norten, y ha realizado libros de autor con figuras de las letras como Seamus Heaney, Gabriel García Márquez y W. G. Sebald.
“A mí me gusta trabajar en la natura y en esos lugares de expediciones científicas que me muestran lo que hubo y a donde voy a constatar lo que queda. Y eso es la información que presento en mi obra o que se vuelva el trasfondo de lo que hago”.
¿Por qué ha sido importante en su trabajo la poesía y la cartografía? “Si los creativos de otras disciplinas me dejan entrar en su mundo, se los agradezco, porque me comparten sus recetas, y soy como un cocinero que aprende otras recetas y métodos de trabajo que no son de las artes visuales, sino de la arquitectura, la danza, la literatura y el cine.
“La poesía, por ejemplo, me enseña a trabajar con un mínimo de elementos. Pienso que la poesía es lo más complicado y que el buen poeta es como un mago, porque con un mínimo (de materia) crea una secuencia de imágenes y una serie de movimientos con cinco o 10 palabras. Yo me meto, como si fuera un ilegal, en las demás disciplinas y aprendo todo de ellos para luego aplicarlo a mi trabajo”, apunta.
Para Hendrix, la naturaleza cuenta con una organización armoniosa, mientras que el ser humano es el caos. “Nosotros somos caos. Yo, por dentro, soy caos, pero no te voy a decir cuál tipo de caos, porque eso es algo con lo que yo cargo, lidio y lo utilizo en favor de mi trabajo”.
Lo cierto es que existe una distancia muy amplia entre la natura y la ciudad, advierte. “Es una distancia mayor de la que debería existir. Y por eso aún hablamos de ir a la playa o a la casa de campo, como si fuera otro planeta, porque tenemos el afán de dividir lo que sucede afuera y lo que ocurre dentro de la ciudad”.
¿Su obra es un mapa o una cartografía de lo intangible o de lo indescifrable? “A lo mejor lo encripté de tal forma en que no puedas descifrarlo, porque sólo quiero que lo veas, que sientas algo, sin saber qué, y que te quedes con esa sensación”.
¿Su obra se construye sobre una suerte de mitología? “No estoy creando una mitología, sino que estoy utilizando las mitologías que existen para comentarlas. Por eso me llevo bien con la poesía y las traducciones de Seamus Heaney. Él me enseñó cómo utilizar la mitología para describir sucesos contemporáneos. En mi caso, a partir de la naturaleza y con la mitología zapoteca; y en su caso, para describir la relación con su padre a través de la mitología griega o romana”.
¿Cómo describiría su diálogo con la ciudad? “Me he vuelto igual de chilango que ustedes. ¿Y qué hace el chilango? No camina mucho, va a la esquina y se come unos tacos porque los caminantes en la capital ya van de salida. Este estudio (en la colonia Roma Norte) es mi refugio e intento forrar las paredes con libros para tener un doble refugio o armazón contra ese exterior hostil, ruidoso y caótico”.
Algunas creaciones
Jan Hendrix, el artista avecindado en México desde hace medio siglo, es autor de Hoja proa/Brújula, en la Biblioteca de México y Runas, en la librería Rosario Castellanos.